DIETA DURANTE EL EMBARAZO


Desde el momento de la concepción, tu cuerpo es la única fuente de nutrientes de tu bebé. Todo lo que comas pasará desde tu torrente sanguíneo al del bebé a través de la placenta. Por lo que cada alimento que comas debe ser bueno tanto para ti como para él. Una dieta sana debe incluir el equilibrio adecuado de proteínas, carbohidratos, grasas, vitaminas y minerales.

Proteínas: 2 a 3 raciones al día
Tu necesidad de proteínas durante la gestación aumentará de un 15 a 20% desde las primeras semanas, ya que son el componente básico tanto de los músculos, huesos, tejidos conectivos y órganos internos de tu cuerpo, como de los de tu bebé.
Se encuentran en cantidades adecuadas en la carne, el pollo, el pescado, los huevos y los productos lácteos, así como en frutos secos, cereales y legumbres. Diariamente, necesitas de 2 a 3 raciones de alimentos ricos en proteínas; toma en cuenta que una ración típica equivale a 85 g de carne roja o de pollo, 150 g de pescado, 30 a 60 g de queso curado o 125 g de legumbres, trigo o cereales.

Carbohidratos: cinco porciones de fruta al día (1porción=120-200 gr.) y de 4 a 6 dosis del tipo complejo
Simples: Son ricos en azúcar y tienen poco valor nutricional. Aportan mucha energía, pero se absorben rápidamente y solo otorgan beneficios a corto plazo. Incluyen pasteles, chocolate, galletas, bebidas gaseosas dulces, que es mejor que no te excedas en su consumo. La excepción de este tipo de carbohidratos es la fructosa, presente en las frutas, de las cuales, por tratarse de una buena fuente de vitaminas, debes consumir cinco porciones al día.
Complejos: Se encuentran en alimentos con almidón como la pasta, el pan, el arroz integral, las papas y las legumbres. Son el pilar de una dieta sana, ya que su energía se libera lenta y uniformemente. Indispensables para la retención de vitaminas y minerales, así como ayudan a prevenir el estreñimiento al aportar alto contenido de fibra. Procura incluir de cuatro a seis dosis de alguno de estos alimentos: 1 rebanada de pan integral, 60 a 125 g de pasta integral, arroz integral o papa; 60 g de cereales.

Grasas: Es recomendable que consumas alimentos ricos en grasas insaturadas
Disminuye el consumo de grasas, pero no las elimines por completo, pues ayudan a la formación de las paredes celulares del organismo y proporcionan vitaminas esenciales para el crecimiento del bebé. Las grasas se dividen en dos tipos: saturadas, de origen animal, aunque menos saludables e insaturadas presentes en los aceites vegetales y el pescado, más sanas y que contribuyen en el desarrollo del sistema nervioso del bebé.

Productos lácteos: 2 a 4 raciones diarias
Proporcionan una combinación balanceada de proteínas, grasas, calcio y vitaminas A,B y D. La leche es un gran complemento en el embarazo, tómala de preferencia semidescremada, así puedes obtener la misma cantidad de calcio y vitaminas de leche entera, pero con menos grasas. Toma de 2 a 4 porciones de productos lácteos al día. Una porción equivale, por ejemplo, de 30 a 60 g de queso o 200 ml de leche semidescremada.

Vitaminas y minerales: Complementa tu dieta con un suplemento vitamínico
Las vitaminas son esenciales para que tanto tu bebé como tú gocen de buena salud. También los minerales son importantes para el funcionamiento del organismo y el desarrollo de tu bebé, quien tratará de obtener mayor cantidad de estos elementos de tus reservas corporales, por lo que debes alimentarte bien, así como incluir un suplemento vitamínico como VITAFORT, en tu dieta para que las necesidades del bebé en formación no te agoten.
VITAFORT contiene las cantidades diarias recomendadas de vitamina A, ácido fólico, cinc, hierro, calcio, vitamina D, vitaminas del complejo B, vitamina C, vitamina E y niacina, que te ayudarán a tener las reservas para hacer frente a las exigencias del embarazo y al esfuerzo del parto; también para recuperarte después.
Consulta a tu médico sobre el mejor plan de alimentación para ti y si requieres de un complemento vitamínico durante el embarazo, toma en cuenta que de no alimentarte bien puedes estar en riesgo de sufrir un aborto espontáneo, anemia y preeclampsia, así como a tu bebé le puede provocar bajo peso y defectos al nacer y hasta muerte neonatal.

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