BONITO... TODO ME PARECE BONITO

Bonito, todo me parece bonito
Bonita mañana bonito lugar bonita la cama qué bien se ve el mar bonito es el día y acaba de empezar bonita la vida respira, respira, respira
El teléfono suena, mi pana se queja la cosa va mal, la vida le pesa que vivir así ya no le interesa que seguir así no vale la pena se perdió el amor, se acabó la fiesta ya no anda el motor que empuja la tierra la vida es un chiste con triste final el futuro no existe pero yo le digo...
Bonito todo me parece bonito
Bonita la paz, bonita la vida bonito volver a nacer cada día bonita la verdad cuando no suena a mentira bonita la amistad, bonita la risa bonita la gente cuando hay calidad bonita la gente que no se arrepiente que gana y que pierde, que habla y no miente bonita la gente por eso yo digo...
Bonito, todo me parece bonito
Qué bonito que te va cuando te va bonito,
qué bonito que te va
Bonito, todo me parece bonito La mar la mañana, la casa, la sombra, la tierra, la paz y la vida que pasa. Bonito, todo me parece bonito. Tu calma, tu salsa, la mancha en la espalda, tu cara, tus ganas el fin de semana
Bonita la gente que viene y que va bonita la gente que no se detiene bonita la gente que no tiene edad que escucha, que entiende, que tiene y que da Bonito Portet, bonito Peret bonita la rumba, bonito José bonita la brisa que no tiene prisa bonito este día, respira, respira Bonita la gente cuando es de verdad Bonita la gente que es diferente Que tiembla, que siente Que vive el presente bonita la gente que estuvo y no está.
Bonito, todo me parece bonito. Qué bonito que te va cuando te va bonito, qué bonito que te va. Qué bonito que se está cuando se está bonito qué bonito que se está. Bonito, todo me parece bonito

EL VALIOSO TIEMPO DE LOS MADUROS


Mensaje de Mario de Andrade
> (Poeta, novelista, ensayista y musicólogo brasileño)
>
> “..Conté mis años y descubrí, que tengo menos tiempo para vivir de aquí
> en adelante, que el que viví hasta ahora...
> Me siento como aquel chico que ganó un paquete de golosinas: las
> primeras las comió con agrado, pero, cuando percibió que quedaban pocas,
> comenzó a saborearlas
> profundamente.
> Ya no tengo tiempo para reuniones interminables, donde se discuten
> estatutos, normas, procedimientos y reglamentos internos, sabiendo que
> no se va a lograr nada.
> Ya no tengo tiempo para soportar absurdas personas que, a pesar de su
> edad cronológica, no han crecido.
> Ya no tengo tiempo para lidiar con mediocridades.
> No quiero estar en reuniones donde desfilan egos inflados.
> No tolero a maniobreros y ventajeros.
> Me molestan los envidiosos, que tratan de desacreditar a los más
> capaces, para apropiarse de sus lugares, talentos y logros.
> Detesto, si soy testigo, de los defectos que genera la lucha por un
> majestuoso cargo.
> Las personas no discuten contenidos, apenas los títulos. Mi tiempo es
> escaso como para discutir títulos.
> Quiero la esencia, mi alma tiene prisa....... .
> Sin muchas golosinas en el paquete...
> Quiero vivir al lado de gente humana, muy humana.
> Que sepa reír, de sus errores.
> Que no se envanezca, con sus triunfos.
> Que no se considere electa, antes de hora.
> Que no huya, de sus responsabilidades.
> Que defienda, la dignidad humana.
> Y que desee tan sólo andar del lado de la verdad y la honradez.
> Lo esencial es lo que hace que la vida valga la pena.
> Quiero rodearme de gente, que sepa tocar el corazón de las personas….
> Gente a quien los golpes duros de la vida, le enseñó a crecer con toques
> suaves en el alma.
> Sí…. tengo prisa… por vivir con la intensidad, que solo la madurez puede
> dar.
> Pretendo no desperdiciar parte alguna, de las golosinas que me quedan…
> Estoy seguro que serán más exquisitas, que las que hasta ahora he comido.
> Mi meta es llegar al final satisfecho y en paz con mis seres queridos y
> con mi conciencia.
> Espero que la tuya sea la misma, porque de cualquier manera llegarás..... "

TU TIENES EL RELOJ, YO TENGO EL TIEMPO


entrevista realizada por VÍCTOR-M. AMELA a:

MOUSSA AG ASSARID,


No sé mi edad: nací en el desierto del Sahara, sin papeles...!
Nací en un campamento nómada tuareg entre Tombuctú y Gao, al norte de Mali. He sido pastor de los camellos, cabras, corderos y vacas de mi padre. Hoy estudio Gestión en la Universidad Montpellier. Estoy soltero. Defiendo a los pastores tuareg. Soy musulmán, sin fanatismo

- ¡Qué turbante tan hermoso...!-

Es una fina tela de algodón: permite tapar la cara en el desierto cuando se levanta arena, y a la vez seguir viendo y respirando a su través.

- Es de un azul bellísimo...

- A los tuareg nos llamaban los hombres azules por esto: la tela destiñe algo y nuestra piel toma tintes azulados...

- ¿Cómo elaboran ese intenso azul añil?-

Con una planta llamada índigo, mezclada con otros pigmentos naturales. El azul, para los tuareg, es el color del mundo.

- ¿Por qué?-

Es el color dominante: el del cielo, el techo de nuestra casa.

- ¿Quiénes son los tuareg?-

Tuareg significa "abandonados", porque somos un viejo pueblo nómada del desierto, solitario, orgulloso: "Señores del Desierto", nos llaman. Nuestra etnia es la amazigh (bereber), y nuestro alfabeto, el tifinagh.

- ¿Cuántos son?-

Unos tres millones, y la mayoría todavía nómadas. Pero la población decrece... "¡Hace falta que un pueblo desaparezca para que sepamos que existía!", denunciaba una vez un sabio: yo lucho por preservar este pueblo.

- ¿A qué se dedican?-

Pastoreamos rebaños de camellos, cabras, corderos, vacas y asnos en un reino de infinito y de silencio...

- ¿De verdad tan silencioso es el desierto?-

Si estás a solas en aquel silencio, oyes el latido de tu propio corazón. No hay mejor lugar para hallarse a uno mismo.

- ¿Qué recuerdos de su niñez en el desierto conserva con mayor nitidez?-

Me despierto con el sol. Ahí están las cabras de mi padre. Ellas nos dan leche y carne, nosotros las llevamos a donde hay agua y hierba... Así hizo mi bisabuelo, y mi abuelo, y mi padre... Y yo. ¡No había otra cosa en el mundo más que eso, y yo era muy feliz en él!

- ¿Sí? No parece muy estimulante. ..-

Mucho. A los siete años ya te dejan alejarte del campamento, para lo que te enseñan las cosas importantes: a olisquear el aire, escuchar, aguzar la vista, orientarte por el sol y las estrellas... Y a dejarte llevar por el camello, si te pierdes: te llevará a donde hay agua.

- Saber eso es valioso, sin duda...-

Allí todo es simple y profundo. Hay muy pocas cosas, ¡y cada una tiene enorme valor!

- Entonces este mundo y aquél son muy diferentes, ¿no?-

Allí, cada pequeña cosa proporciona felicidad. Cada roce es valioso. ¡Sentimos una enorme alegría por el simple hecho de tocarnos, de estar juntos! Allí nadie sueña con llegar a ser, ¡porque cada uno ya es!

- ¿Qué es lo que más le chocó en su primer viaje a Europa?-

Vi correr a la gente por el aeropuerto.. . ¡En el desierto sólo se corre si viene una tormenta de arena! Me asusté, claro...
- Sólo iban a buscar las maletas, ja, ja...-
Sí, era eso. También vi carteles de chicas desnudas: ¿Por qué esa falta de respeto hacia la mujer?, me pregunté... Después, en el hotel Ibis, vi el primer grifo de mi vida: vi correr el agua... y sentí ganas de llorar.

- Qué abundancia, qué derroche, ¿no?-

¡Todos los días de mi vida habían consistido en buscar agua! Cuando veo las fuentes de adorno aquí y allá, aún sigo sintiendo dentro un dolor tan inmenso...
- ¿Tanto como eso?-
Sí. A principios de los 90 hubo una gran sequía, murieron los animales, caímos enfermos... Yo tendría unos doce años, y mi madre murió... ¡Ella lo era todo para mí! Me contaba historias y me enseñó a contarlas bien. Me enseñó a ser yo mismo.

- ¿Qué pasó con su familia?-

Convencí a mi padre de que me dejase ir a la escuela. Casi cada día yo caminaba quince kilómetros. Hasta que el maestro me dejó una cama para dormir, y una señora me daba de comer al pasar ante su casa... Entendí: mi madre estaba ayudándome...

- ¿De dónde salió esa pasión por la escuela?-

De que un par de años antes había pasado por el campamento el rally París-Dakar, y a una periodista se le cayó un libro de la mochila. Lo recogí y se lo di. Me lo regaló y me habló de aquel libro: El Principito. Y yo me prometí que un día sería capaz de leerlo...

- Y lo logró.-

Sí. Y así fue como logré una beca para estudiar en Francia.
- ¡Un tuareg en la universidad...!-
Ah, lo que más añoro aquí es la leche de camella... Y el fuego de leña. Y caminar descalzo sobre la arena cálida. Y las estrellas: allí las miramos cada noche, y cada estrella es distinta de otra, como es distinta cada cabra...
Aquí, por la noche, miráis la tele.

- Sí... ¿Qué es lo que peor le parece de aquí?-

- Tenéis de todo, pero no os basta. Os quejáis. ¡En Francia se pasan la vida quejándose! Os encadenáis de por vida a un banco, y hay ansia de poseer, frenesí, prisa...
En el desierto no hay atascos, ¿y sabe por qué? ¡Porque allí nadie quiere adelantar a nadie!

- Reláteme un momento de felicidad intensa en su lejano desierto.-

Es cada día, dos horas antes de la puesta del sol: baja el calor, y el frío no ha llegado, y hombres y animales regresan lentamente al campamento y sus perfiles se recortan en un cielo rosa, azul, rojo, amarillo, verde...

- Fascinante, desde luego...-

Es un momento mágico... Entramos todos en la tienda y hervimos té. Sentados, en silencio, escuchamos el hervor... La calma nos invade a todos: los latidos del corazón se acompasan al pot-pot del hervor...

- Qué paz...-

Aquí tenéis reloj, allí tenemos tiempo.

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