ADICCION A LA COMIDA


Mientras millones de mujeres mueren de hambre en los países subdesarrollados, otros muchos millones comen en exceso, hacen poco ejercicio y se exponen a una muerte prematura debido a las enfermedades provocadas por excesos en la alimentación.

Sin embargo, estos contrastes no afectan a las mujeres que consumen alimentos de manera adictiva ; su principal preocupación gira en torno a comer o no comer, añadiendo a esto la culpa por los abusos cometidos.

Las personas obesas o comedoras compulsivas canalizan su ansiedad a través de la ingesta constante de comida y, por lo consiguiente a incrementar aún más su sobrepeso y, si es bulímica, la sensación de culpa es canalizada a través de laxarse o autoprovocarse vómitos para tratar de mantener un peso corporal adecuado.

Generalmente a la mayoría de las mujeres nos resulta muy difícil encontrar un equilibrio congruente para el consumo de los alimentos, manteniendo las necesidades energéticas de nuestro organismo y, a la vez, el control de nuestro peso corporal ; esto se torna un problema complejo y difícil de delimitar ; en él intervienen mecanismos tanto bioquímicos, metabólicos, de actividad física, genéticos y psicológicos.

Ahora bien, el alimento se convierte en droga cuando lo consumimos voluntaria y conscientemente, en forma excesiva o compulsiva para tratar de modificar nuestro estado anímico o, en otros términos, para aislarnos de la realidad intentando llenar mediante la comida nuestra sensación de soledad, depresión, vacío o aburrimiento.

Definir o precisar cuando consumimos el alimento como nutrimento o como droga no es cosa fácil, dado que la vida de una persona adicta al alcohol, al tabaco o a las drogas se organiza al rededor del consumo del agente adictivo de igual manera que sucede con el comedor adicto, cuyo pensamiento y estilo de vida gira en torno al alimento ; sin embargo, la comida constituye una necesidad irrenunciable, por lo que a diferencia de las otras adicciones en que la curación se logra a través de la abstinencia, el comedor adicto debe adquirir control sobre su naturaleza compulsiva y su voracidad para alcanzar la autorregulación en su consumo calórico. Queda claro que nadie puede dejar de comer, por lo que la única alternativa es aprender a moderar el consumo alimentario.

Otras diferencias significativas son que las adicciones como la del alcohol o las drogas son rechazadas o reprimidas social y legalmente, mientras que la respuesta hacia el adicto a la comida es mucho más permisiva ya que como consideramos el alimento constituye una fuente de vida, por lo que sólo juzgamos a quienes abusan de él por su aspecto estético o por la falta de cuidado hacia su salud ; incluso en ocasiones, la adicción al alimento tiende a ser promovida socialmente como manifestación de afecto, gratificación, compañía o conmemoración de ocasiones específicas a lo que, por supuesto, quienes consumen alimentos en forma adictiva resultan especialmente susceptibles.

Así en las personas adictas a la comida, la ingestión del alimento no tiene la finalidad de disminuir su sensación de apetito, como sucede en los individuos normales ; sino que esto se correlaciona con una sensación de culpa y una mayor ansiedad que promueve la necesidad de seguir comiendo, o de buscar vías alternativas a través de los alimentos "light" para reducir su ingesta calórica y así inician un círculo vicioso de excesos y recaídas que les lleva a convertirse en "cazadoras de dietas", además de consultar médicos, periódicos, revistas, amistades y sofisticadísimos "remedios mágicos" que sólo los exponen a arriesgar su salud.

Desgraciadamente, cuando la compulsión por la comida se convierte en una conducta adictiva es muy difícil salir del problema por si solos, de la misma manera que es muy difícil resolver el problema simplemente con someterse a una dieta, la cual generalmente resulta casi imposible seguir.

Una persona adicta a la comida requiere de una terapia integral, en la cual pueda asesorse por un médico que evalúe las causas por las que el individuo llegó a este tipo de situaciones, y descarte la posible existencia de un factor de índole orgánica que haya provocado toda ésa situación ; requiere del apoyo de un nutriólogo que oriente y reeduque sus inadecuados hábitos de alimentación y, requiere también, de una psicoterapia que le sirva de apoyo y le ayude a analizar y tratar de resolver las causas que le han llevado a caer en la adicción a la comida.

DEPRESION POST PARTO


La depresión posparto que se presenta en 10% de las mujeres que dan a luz, la más de las veces quienes lo sufren no revelan ese malestar debido a la gran presión que viven, porque socialmente estas mujeres están obligadas a dar una cara de esperanza y felicidad.

Al límite o más allá de sus miedos, las mujeres con depresión posparto se sienten tan agobiadas porque cargan las más altas expectativas de la familia o de ellas mismas, y no se creen capaces de cumplirlas, que serán recriminadas y señaladas.

En esa incapacidad, la depresión les hace sentir que son una carga, “y el posparto como tradicionalmente se considera una etapa de felicidad de la vida, que para la madre debe de ser una experiencia color de rosa, nadie puede pensar que estas mujeres se sientan deprimidas porque nació su bebé”, dice la Dra. Martha Ontiveros, psiquiatra del Instituto Nacional de Psiquiatría.

“Como no pueden expresar que se sienten deprimidas –continúa–, pues se sienten muy avergonzadas de fallarle a los demás, sienten que lo mejor es que estuvieran muertas, piensan en suicidarse, consideran quién se va a quedar con su bebé y empiezan a pensar mejor en hacerle algo y luego hacerse daño ellas.
“Esto es muy dramático, por eso debemos de difundir y hacer conciencia de que la mujer en este estado se puede hacer daño, y marcar para siempre a la familia, por eso debemos estar muy atentos y darnos cuenta o preguntarles si se sienten deprimidas”.

Explicó que siempre será mejor hablarlo, “si se sienten mal llevarlas con un psiquiatra para quitarles la depresión, sacarla de ese cuadro e integrarla con su familia,” porque cuando llega un bebé posiblemente no puede caber la felicidad en todos y ver si la madre no está en depresión.

“Es muy importante entender que las enfermedades mentales son como cualquier otro trastorno médico, que tienen un tratamiento y las personas que lo padecen no están locas, que los psiquiatras no somos ‘loqueros’ y que la evolución de estos pacientes puede ser muy buena si se detecta y se atienden a tiempo, incluso si es una depresión posparto”.

En este tipo de depresiones de la mujer, “no debemos de olvidar que además del estrés que provoca la presión de la responsabilidad de ser madres, en las enfermedades mentales hay una carga genética y si es una familia donde hay antecedentes de depresión posparto en alguna hermana o la tía, hay más riesgos de reproducirla”, dijo por su parte el Dr. Marco López Butrón, presidente del Consejo Mexicano de Psiquiatría.

“En la depresión la actividad de ciertas áreas del cerebro está alterada debido a que algunas sustancias responsables de transmitir información entre las neuronas, conocidas como noradrenalina y serotonina, no se encuentran en las cantidades indicadas, y que por el estrés posparto de que la mujer se siente con una gran carga para cumplir, aunado a circunstancias genéticas, ella cae en crisis depresiva y requiere de atención urgente”, alerta el especialista.

RECUERDA QUE HAY DIFERENTES TERAPIAS ALTERNATIVAS QUE COADYUVAN AL TRATAMIENTO DE LA DEPRESION, SIN SER AGRESIVAS NI CREAR ADICCION

RIESGOS LABORALES EN EL EMBARAZO II

Actualmente la mujer tiene una mayor presencia en la actividad económica de nuestro país, pues de 1970, en que el número de mujeres trabajadoras representaba el 17.6% aumentó en 2008 en un 42%.

En este sentido se puede decir que por las características propias de su género, en la actualidad hay más mujeres que al tener la gran responsabilidad del embarazo, pueden estar expuestas a diversos riesgos laborales que ponen en peligro su salud como la de su bebé.

Por ello, es importante que como mujer y madre trabajadora te informes acerca de los diversos aspectos de tu actividad laboral y las repercusiones que pueden tener mientras esperas a un bebé y en el período de lactancia.

Los riesgos y los factores de riesgo en las mujeres embarazadas dependen del rubro y lugar en el que te desempeñes, donde puedes estar expuesta a agentes químicos, físicos, biológicos, psicosociales, ergonómicos, entre otros.

Riesgos de trabajo en la industria para la mujer embarazada
La calidad de las condiciones laborales en una fábrica depende de lo que en ella se fabrique, así como del seguimiento correcto y puntual de las normas de seguridad e higiene establecidas.

•Exposición y manipulación de agentes químicos
Ten cuidado, infórmate y pon mucha atención en las etiquetas de los envases de las sustancias y materiales que manipules o a las que puedas estar expuesta si trabajas en una fábrica, ya que ciertos químicos puede afectar a tu bebé.

Debes tomar en cuenta que los agentes químicos pueden entrar en el cuerpo humano por diferentes vías: inhalación, ingestión, penetración o absorción cutánea. Si manejas este tipo de sustancias, pregunta sobre los riesgos que puede traer si estás embarazada, protégete con el equipo adecuado y de no contar con él, solicítalo o bien, gestiona la posibilidad de un cambio de puesto, durante el período de gestación y lactancia.

Productos químicos tales como los agentes alquilantes, el arsénico, el benceno, el monóxido de carbono, los hidrocarburos clorados, el sulfóxido dimetilado, los compuestos orgánicos de mercurio, el plomo, el litio, el aluminio, la dioxina, el óxido de etileno y los bifenilos policlorados son sustancias que debes evitar en el trabajo mientras esperas un bebé, ya que pueden ser causa de defectos al nacimiento o de cáncer.

•Exposición a ruidos y temperatura excesivos y a vibraciones o choques
También debes considerar si en la fábrica donde trabajas estás expuesta a ruidos muy estridentes, pues a pesar de que utilices equipo de protección para tus oídos, esto no representa una protección para tu hijo.

Asimismo, no debes estar expuesta a calor ni frío excesivos ni a cambios bruscos de temperatura, ya que pueden producir consecuencias negativas para el embarazo y la lactancia.

La exposición prolongada a vibraciones puede producir un parto prematuro o de bajo peso. Los golpes violentos pueden producir aborto.

•Los turnos, las posturas y cargar cosas pesadas
Las jornadas de horarios muy extendidos son un riesgo para todos, puesto que implica agotamiento físico y estar sometidos a mayor estrés, pero en el caso de la mujer embarazada es aún más peligroso, ya que ello puede alterar su presión arterial y estar en riesgo de padecer preeclampsia.

Asimismo, en la mayoría de las industrias los trabajadores realizan su actividad siendo parte de una cadena de producción, permanecen mucho o todo el tiempo de pie, en posturas estáticas y con desplazamientos mínimos, solo con movimiento de manos.

Revisa si la postura en la que permaneces durante tu turno de trabajo te causa, dolor tensional y calambres en las extremidades, dolor en el vientre, ya que ello puede ser síntoma de alteraciones vasculares y afecciones de ligamentos, que pueden surgir, también, en cualquier momento a lo largo del embarazo.

Ten cuidado si como parte de tu rutina de trabajo tienes que cargar empaques o piezas de productos muy pesados, porque este tipo de exceso de esfuerzo físico te puede poner en riesgo de lesión fetal y parto prematuro, así como también de cierto malestar en el período de lactancia.

Recuerda estar al tanto de que las instalaciones de la fábrica donde trabajes, sean las apropiadas, también debe contar con ventilación e iluminación adecuadas, zonas de descanso o toma de alimentos y baños limpios, señalización y rutas de evacuación, salidas de emergencia, alarmas ante peligros como incendios, sismos o escape de químicos, para que evites exponerte a mayores riesgos si estás esperando un hijo.

Consulta a tu médico y revisa junto con él las características de tu trabajo para que consideres la conveniencia de seguir trabajando bajo esas condiciones o la posibilidad de cambiar de actividad durante la gestación para tu mayor seguridad y la de tu bebé.

RIESGOS LABORALES EN EL EMBARAZO


Riesgos de las trabajadoras de la salud embarazadas
El personal sanitario, es decir, médicos, dentistas, veterinarios, enfermeras, técnicos de laboratorio y de rayos X, enfrentan riesgos sobre sus propias vidas para salvar o mejorar la calidad de vida de los demás. Y aunque, algunos de estos riesgos son una parte inevitable de su trabajo, es indispensable que extremen precauciones, sobre todo las mujeres embarazadas que se desempeñan en estas labores.
Los principales peligros a los que se enfrentan se deben a la exposición a diferentes factores, tales como:
  • Gases anestésicos residuales, ya sean los emanados en el quirófano o los exhalados por el paciente que se halla en la sala de recuperación
  • Productos químicos, tales como el óxido de etileno y el formaldehído usados para la esterilización del instrumental y equipo médico
  • Radiaciones provenientes de los distintos aparatos de rayos X y de apoyo al diagnóstico
  • Fármacos anticancerosos
  • Distintas infecciones como influenza, hepatitis, sarampión, rubéola, herpes, paperas y VIH
Riesgos de las peluqueras embarazadas
Si trabajas como estilista, debido al manejo de diferentes sustancias como el peróxido, tinturas y fijadores con cierto nivel de plomo o aluminio, entre otros, pones en riesgo tu fertilidad y la salud de tu bebé si estás embarazada, así lo advierte el estudio “Mujer y condiciones de trabajo: riesgos en el embarazo en peluqueras”, solicitado por el Instituto de la Mujer a la Universidad de Alicante, en España, en el que se reporta que la exposición de las peluqueras a los productos que utilizan en su trabajo y que contienen compuestos químicos afectan su capacidad de concebir, pueden provocar trastornos menstruales y que sus bebés nazcan con malformaciones congénitas.
La investigación se llevó a cabo entre los años 2004 y 2006 en 248 peluquerías, a 438 profesionales menores de 50 años. Detectaron 12 productos tóxicos para la reproducción, sustancias cancerígenas, alteradores hormonales y otras sustancias alérgenas e irritantes.
Además de que en muchos de los locales revisados como parte del estudio no contaban con la adecuada ventilación, lo que aumenta el riesgo de toxicidad, a lo que se suma la cantidad excesiva de horas de pie, que supera las ocho horas.
Riesgos para la mujer embarazada que trabaja en una oficina
Por mucho, el trabajo en una oficina implica menores riesgos para la mujer embarazada que en otros lugares. Sin embargo, uno de las cuestiones más discutidas en este respecto es si el uso de la computadora, es decir, si la exposición a las radiaciones de los monitores y pantallas puede afectar tanto la salud de la madre como la del feto.
No obstante, no se han comprobado a ciencia cierta, las implicaciones que esto pudiera tener como causa de aborto espontáneo o defectos congénitos en los bebés. Ningún problema del embarazo se ha relacionado con el hecho de trabajar por lo menos 20 horas semanales frente a la pantalla de una computadora. Pero para mayor tranquilidad y evitar cualquier riesgo teórico podría intentarse disminuir el tiempo que se trabaja frente a la computadora o bien usar algún delantal protector que funcione como filtro de las radiaciones emitidas por dichos aparatos.
Más bien deberías poner mayor atención en tu postura al trabajar frente a la computadora, así como pasar menos tiempo sentada, ya que ello de alguna forma puede influir en el padecimiento de dolor de nuca, muñecas, ardor de los ojos, mareos, dolores de cabeza, y molestias en la región lumbar. Es importante utilizar una silla con soporte en la zona lumbar y que tu computadora se encuentre a la altura justa para no esforzarte cuando estés escribiendo. Controla que los anteojos que utilizas sean apropiados para el uso de computadoras.
Con respecto al uso de las máquinas fotocopiadoras no hay investigaciones que demuestren que existan riesgos que puedan afectar al bebé durante su uso durante el embarazo. Las historias de que la luz pueda perjudicarlo no son ciertas.
El trabajo a bordo de un avión: otro peligro para la mujer embarazada
Se ha sugerido recientemente que tanto las azafatas, mujeres pilotos de avión y la mujer que viaja por otros motivos frecuentemente, están expuestas al riesgo de una excesiva exposición a la radiación solar, que es mayor a mayor altura y mayor en las zonas polares con respecto a las zonas del trópico.
Aunque actualmente se considera un riesgo mínimo, si tu trabajo te lleva a muchos vuelos a altas alturas y en regiones polares deberías discutir con tus superiores la posibilidad de realizar vuelos a menor altura, viajar con menor frecuencia o transitoriamente realizar tus tareas en tierra hasta después del nacimiento.
Otras condiciones laborales de riesgo durante el embarazo
El trabajo en una lavandería también implica riesgos al estar en contacto con agentes infecciosos propios de la ropa sucia y las sustancias químicas de limpiadores y blanqueadores. Así como a temperaturas altas por las máquinas secadoras. Procura usar guantes y tapabocas cuando manipules la ropa a la que harás servicio y revisa que haya una adecuada ventilación en el establecimiento. Tu jornada laboral no deberá exceder las ocho horas.
Si eres educadora o docente debes tratar con niños y adolescentes por lo que debes contar con tus vacunas, ya que puedes estar en riesgo de contraer influenza, sarampión y rubéola.
Las carnicerías y pescaderías suponen un riesgo por estar en contacto con carne cruda, usa el equipo de protección adecuado y asegúrate de contar con los requerimientos sanitarios de ley en el establecimiento.
Acude con tu médico y juntos valoren tus condiciones de trabajo y si es necesario algún cambio de puesto o de actividad mientras te encuentras embarazada y durante el período de lactancia.

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