UNA DE MADRES...


Cierta vez preguntaron a una madre cual era su hijo preferido, aquel que ella mas amaba.

Y ella, dejando entrever una sonrisa, respondió:

Nada es más voluble que un corazón de madre.
Y, como madre, le respondo: el hijo preferido, aquel a quien me dedico de cuerpo y alma...

Es mi hijo enfermo, hasta que sane.
El que partió, hasta que vuelva.
El que está cansado, hasta que descanse.
El que está con hambre, hasta que se alimente.
El que está com sed, hasta que beba.
El que llora, hasta que calle.
El que está estudiando, hasta que aprenda.
El que está desnudo, hasta que se vista.
El que no trabaja, hasta que se emplée.
El que se enamora, hasta que se case.
El que es padre, hasta que los críe.
El que prometió, hasta que cumpla.
El que debe, hasta que pague.
El que ya me dejó, hasta que lo reencuentre.

UN BURKA POR AMOR


La periodista Reyes Monforte ha escogido como tema de su primer libro, 'Un burka por amor', la historia de una mujer española que, tras casarse en Londres con un afgano, viajó al país de éste sólo de manera temporal, tras lo cual tuvo que permanecer allí debido al inicio de la guerra, quedando durante cuatro años atrapada en medio del conflicto.


La autora contó durante la presentación del libro en rueda de prensa, que tuvo conocimiento del caso de María Galera --que así se llama la joven protagonista-- cuando su hermana se puso en contacto con ella para buscar ayuda y poder sacar a María de Afganistán porque "estaba viviendo un auténtico infierno".

Pocos días después, Monforte pudo hablar por teléfono con la joven, y gracias a un empresario mallorquín, "que se conmovió escuchando sus palabras", María pudo salir de Afganistán junto a sus dos hijos, de 4 y 2 años. Unos meses después su marido, Nasrad, se reunió con ellos. La periodista resaltó que la ayuda para sacar de Afganistán a María, que costó 3.000 euros, procedió de un empresario y no del Gobierno o las ONGs.

LA FE AYUDA

El libro relata la historia de María desde que conoce al que luego se convirtió en su marido en Londres, hasta su ya definitiva vuelta a España desde Afganistán, donde vivió cuatro años durante los cuales se tuvo que adaptar al estilo de vida, las costumbres, el idioma y la cultura.

Estas circunstancias incluían, por supuesto, la obligación de llevar el burka, con el que, según contó la propia María en la rueda de prensa, "cuesta respirar, te tropiezas, no se puede ver bien...". María destacó que el primer día de su estancia en Afganistán su cuñada y su suegra le ayudaron a ponérselo, pero que no le dio demasiada importancia porque ella sólo tenía previsto quedarse unas semanas.

Las mujeres en Afganistán se reconocen unas a otras por los zapatos o por la persona con la que vayan acompañadas, ya que no pueden salir solas a la calle. Incluso, uno de los primeros días de su estancia allí, María se perdió. "En algunos momentos pensaba: ¿dónde me he metido? --explica--, pero con fe fui pasando el día a día".

Cuatro años después, la protagonista del primer libro de Reyes Monforte ha tenido dos hijos a los que, según indicó, no está educando en ninguna religión en concreto para que sean ellos los que "descubran su camino".

ANGUSTIA FAMILIAR

Monforte relata también en su libro la angustia que vivió la familia formada por María y Nasrad durante la guerra, señalando que la joven tuvo que trabajar limpiando ropa para poder cubrir todas las necesidades y dar de comer a sus hijos, que, según señaló, vivían aterrorizados por los bombardeos.

María asegura que se casó por amor y que siguió a su marido hasta Afganistán por amor, nunca fue obligada. Incluso, se convirtió al Islam durante su estancia en Londres. No obstante, confiesa que su "mayor sueño" era volver a España con su familia, algo que consiguió a finales del año pasado

RAZONES PARA NO DEJAR DE SONREIR


Todos hemos oído decir que una sonrisa puede cambiar al mundo, pero pensamos que es una metáfora, un simple decir. Estudios psicológicos recientes prueban que una sonrisa no sólo es el mejor accesorio de moda sino que además puede cambiar tu vida y la de los que te rodean para bien.

Aquí ocho razones por las que querrás sonreír mucho más todos los días:

1. Una persona que sonríe es más atractiva para los demás. Está probado que una persona que sonríe naturalmente puede atraer la atención de los otros, pues mostrar los dientes es una señal de confianza, salud y éxito, usualmente los mejores líderes y los más positivos son quienes más sonríen. Quienes sonríen naturalmente les es más fácil encontrar pareja.

2. Hablar con una sonrisa entre labios cambia tu tono de voz haciéndolo más cálido. Por eso incluso cuando estás al teléfono y sonríes mientras hablas puedes enviar mensajes más cariñosos o hasta sexys. Algunos vendedores aseguran que hablar con una sonrisa aunque no se pueda ver es mucho más efectivo para cerrar negocios.

3. Una sonrisa puede cambiar tu humor. Si te sientes triste o frustrada, muchas veces tratar de sonreír te puede hacer sentir mejor. Quizá al principio no salga del todo natural, pero muchas veces lo físico se transmite a lo mental o anímico, así que si te fuerzas a sonreír te sentirás mejor y después de unos minutos esto se torna en un efecto natural.

4. Sonreír libera estrés. El estrés realmente deja huellas en tu cara, en tu mirada y expresión. Pero una sonrisa es mejor que el maquillaje pues impide que te veas cansada o agotada. Cuando estés estresada, intenta sonreír frente al espejo. Piensa en algo realmente agradable y mira como de inmediato cambia tu expresión.

5. Una sonrisa baja tu presión arterial y fortalece tu sistema inmune. Una sonrisa y más si va acompañada de unas buenas carcajadas liberan endorfinas. Esto de inmediato te relaja y te ayuda a bajar la presión, lo que ayuda a mejorar tu sistema inmunológico.
No es gratuito que los doctores de la risa sean cada vez más bienvenidos en hospitales y clínicas pues pacientes alegres y esperanzados son mucho más fáciles de curar o al menos sienten menor dolor. La endorfina es una medicina natural.

6. Sonreír te hace ver y sentir más joven. Los músculos que utilizas al sonreír levantan las facciones lo que te hace inmediatamente lucir más joven. Además te hacen sentir más positiva lo que inmediatamente de otorga ganas de vivir.

7. Es más fácil sonreír que fruncir el ceño. La felicidad o el placer te hacen sonreír de manera incluso involuntaria. Toma mayor esfuerzo muscular el mostrar enojo. Inténtalo ahora, es más fácil fingir una sonrisa que una cara de enojo. Además verás como una sonrisa deja la sangre correr mientras que contraerla a modo de enojo te deja más agotada o estresada.

8. Es un lenguaje global. Antropólogos, biólogos y psicólogos coinciden en que una sonrisa es reconocible en todo el mundo. Aunque existen cientos de variaciones en una sonrisa, expresando la complejidad de las emociones humanas, el mostrar los dientes, levantando los cachetes y con los ojos entrecerrados es en todo el mundo un símbolo que transmite felicidad.

Charles Darwin comenzó un estudio sobre la similitud en las expresiones humanas en distintas culturas. Años después el doctor Paul Ekman continuó con el estudio y concluyó que una sonrisa es una sonrisa sin importar en donde estés. Además comprobó que es una función biológica natural y no una emoción que se aprende culturalmente. Incluso se ha visto que los bebés dentro del útero de la madre pueden sonreír.

Así que sonríe, es tu derecho natural.

Y tu ¿qué otras razones encuentras para sonreír?

PAREJAS SOBREVIVIENDO CON UN SALARIO


Han sido épocas difíciles, tengo muchas amigas casadas donde ellas o sus maridos se han quedado sin trabajo durante la crisis. Antes era común que solo el hombre trabajara, pero hoy todas sabemos que eso ya no suele ser suficiente.
No es fácil acostumbrarse a sobrevivir con la mitad de dinero al que estaban acostumbrados como pareja, pero como me dijo una de ellas, “lo más complicado fue al principio, me quedé sin trabajo y fue ahí cuando nos dimos cuenta de lo importante era mi aportación a la casa. Tuvimos que hacer muchos cambios en nuestra forma de gastar pero no es imposible adaptarse, tampoco hemos perdido nuestro nivel de vida. Sigo buscando trabajo pero por ahora sobrevivimos.”

Así, tengo muchas otras amigas en situación similar, por eso decidí preguntarles a varias de ellas algunos tips de cómo hacen para adaptarse a un solo salario mientras las cosas mejoran. Aquí 4 interesantes ideas para todas aquellas que estén en situación similar, porque esto, como diría mi madre, pasa hasta en las mejores familias:

1.- No se trata de echar la culpa al otro

“Cuando mi marido se quedó sin trabajo,” dice Alicia “yo estaba muy enojada, siempre le recriminaba, aunque él hacía todo lo posible por conseguir un nuevo trabajo y los recortes en su oficina no habían sido su culpa. Un tiempo después me di cuenta que así no ganaba nada, si la situación hubiera sido al revés yo hubiera esperado comprensión y no reproches de su parte. Yo le estaba bajando la autoestima. Por eso nos apretamos el cinturón y sobrevivimos durante 6 meses con mi salario. Si yo no hubiera comprendido eso hubiera sido fatal para la relación. En parte mi apoyo lo ayudó a conseguir algo mejor. La crisis nos sirvió como pareja.”

2.- Evalúen sus gastos.

“Nosotros hicimos una evaluación de todos, absolutamente todos, nuestros gastos,” me dijo Mariana cuyo marido se quedó sin trabajo desde noviembre, “así vimos todas las cosas de las que podíamos prescindir, televisión de paga, cine, salón de belleza, comidas fuera, gimnasio etc. De ahí hicimos recortes, cambiamos el gimnasio por correr en el parque. Por otro lado él no quería quitar el contrato de tele ni yo dejar el salón pero había que hacer concesiones. Así que cortamos esos dos gastos pero nos quedamos con una ida al cine y una comida fuera por semana que es algo que los dos disfrutamos juntos.”

3.- Olvídense de las tarjetas

“Cuando yo me quedé sin trabajo fue muy duro.” comentó Andrea “Sobre todo porque nos comenzamos a endeudar más y más con las tarjetas de crédito. Hasta que nos dimos cuenta que esa no era una solución, al contrario, nos hundíamos más en problemas. Entonces yo tomé una decisión radical. Metí todas nuestras tarjetas de crédito en agua y luego al congelador. Así es, las congelé literalmente. Comenzamos a usar sólo efectivo lo que nos ayudó a ser mucho más ordenados con los gastos. Cuando uno de los dos tenía la urgencia de comprar algo, para cuando se descongelaban las tarjetas ya lo habíamos pensado bien y sabíamos que era un gasto innecesario.”

4.- Sigan ahorrando

“Algo que a mi me preocupaba cuando Rogelio se quedó sin trabajo,” confesó Mariana, “es que estábamos dejando de ahorrar. Yo no veo el ahorro como algo que se hace con el dinero que sobra. Es más bien parte de mi cultura. Pienso en el futuro, en nuestras pensiones, en mi hijo, para mi el ahorro debe ser algo fijo. Por eso hicimos tantos ajustes y recortes porque yo quería seguir metiendo un mínimo de dinero a nuestras cuentas de ahorro. Hasta ahora lo he logrado, es poco lo que meto, pero sigue incrementando. Por otro lado hemos buscado cuentas que nos den el mejor rendimiento. Es algo a lo que Rogelio pudo dedicarle tiempo ahora que lo tiene mientras consigue empleo.”

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