DE VIAJE CON LOS NIÑOS


¿Vas a festejar a tus hijos con un viaje? Ya sea en coche, avión o autobús, toma nota de estos consejos para que tu aventura con ellos haga una experiencia inolvidable para todos.

1. Viaja a una hora adecuada. Dependiendo la distancia que vayas a recorrer con tus hijos, pon atención al momento del día en que viajarán. Son preferibles las mañanas o las noches, pues así podrían haber espacios para dormir. Evita viajar por la tarde para que el calor no desespere a tus pequeños.

2. Elige un buen asiento. Si van a viajar en autobús o avión, asegúrate que tus niños vayan del lado de la ventana. Esto les permitirá pasar el tiempo mucho más fácil. Puedes aprovechar para mirar juntos los paisajes.

3. Coman ligero. Un sándwich o refrigerio está bien para un viaje. Evita que tú o tus pequeños coman mucho antes de salir. Si quieres, puedes llevar contigo galletas o yogur para el camino. Si llevas bebidas, cerciórate que puedan cerrarse fácilmente por si tus hijos consumen sólo un poco. Siempre lleva comida, pues nunca sabemos si habrá accidentes o embotellamientos que harán más largo el viaje.

4. Evita los mareos. Sienta a tus pequeños viendo hacia el frente y procura que no se muevan tanto. Evita que los niños se hinquen sobre su asiento para platicar con quienes ocupan los asientos de atrás. Lleva contigo pastillas contra el mareo, o bien, chicles o caramelos para que la salivación les evite esas sensaciones.

5. Comprende sus inquietudes. Recuerda que estás viajando con niños, y ellos te harán preguntas de todo tipo. La más común será '¿Cuánto falta para llegar?'. Puedes canalizar todas sus dudas si les proporcionas el mapa de la ruta que van a trazar. Así los mantendrás ocupados y conscientes del viaje.

6. Ameniza tu recorrido. Recuerda que es un viaje para divertirse. Cuenten sus mejores chistes, jueguen a imitar sonidos o vayan memorizando objetos que se encuentren en el camino. También sirven mucho los juegos de mesa o las cartas (sólo asegúrate que sean fáciles de jugar durante el viaje).

7. Compra tus boletos con anticipación. Como se trata de un viaje familiar, es común que otros turistas viajen solos o en pareja y los asientos para tu familia estén separados unos de otros. Así que comprar con tiempo. De preferencia, elige pares de asientos vecinos, para que toda la familia pueda convivir más cómodamente. De no ser posible, que tus hijos vayan al frente para que puedas verlos.

8. Aprovecha las paradas continuas. Si viajas en auto, contempla un tiempo para detenerse. Así podrán estirar las piernas y, si es posible, jugar al aire libre. Lleva contigo raquetas, pelotas o cuerdas para divertirte con tu familia. Si llevas bebés, es un buen momento para cambiarles los pañales o darles de comer. En esas paradas, aprovecha para repasar el recorrido.

9. Acércate a tus pequeños. El tiempo que dura un viaje, sin importar el medio de transporte, es un pretexto ideal para que platiques con tus hijos. Pregúntales qué les gusta hacer, con qué sueñan, qué les gustaría hacer… O bien cuéntales algunas anécdotas familiares. También puedes utilizar ese tiempo para que juntos puedan ubicar los sitios que van visitando, así como algunas señalizaciones.

10. Un minibotiquín podría ahorrarles mucho. Dependiendo el transporte que utilizarás para viajar con tus hijos, cerciórate de llevar utensilios y medicamentos básicos, para evitar diarrea, intoxicación o dolor de cabeza. Siempre lleva curitas o gasas pequeñas por si tus hijos se tropiezan o cortan. No está por demás que tengan precaución con los alimentos que consuman en el viaje.

SIN COMUNICACION NO HAY AMOR


Sin comunicación no hay manera de que dos se entiendan. Uno de los peores enemigos de una relación es el silencio. Ningún individuo es capaz, por muy enamorado que esté, de adivinar el pensamiento. Pero la verdadera comunicación es un camino de ida y vuelta: escuchar y ser escuchado. La comunicación implica empatía, percepción y respeto por las diferencias. Las parejas que no lo entienden así, se arriesgan a confrontaciones crónicas.

Buscar ser comprendido va de la mano de buscar comprender al otro. "Quiero a alguien que me comprenda y que me ame como soy", claman tantos. Pero esta fórmula no funciona. Casi nadie busca a alguien para comprenderle y amarle como es, y si alguien lo hace, tampoco funcionará. Las dos posturas son egocéntricas, por más que la segunda suene tan generosa. Lo que se busca en una relación de pareja es que dos se comprendan y se amen como son.

Uno de los más grandes obstáculos para la comunicación de pareja es el miedo a la intimidad, requisito para poder conocer a otro o a uno mismo. La palabra íntimo viene del latín intimus y se refiere a lo más interior o interno. Aunque muchos utilizan la palabra como sinónimo de sexo cuando se habla de pareja, esto no es correcto. La intimidad física sólo es una parte del descubrimiento del otro.
La verdadera intimidad lleva implícita una apertura en relación a sentimientos, pensamientos, creencias e ideas. Esto conlleva un alto grado de sinceridad y confianza. El miedo a la intimidad es en realidad un temor a descubrir las cosas como son, a que el otro me descubra, a descubrirlo yo, a descubrirme a mí mismo y a descubrirnos los dos como pareja. Descubrir la intimidad física es más excitante y menos trabajoso que desarrollar la intimidad a nivel emocional, espiritual y de amistad. La intimidad es el sentimiento de proximidad, comunicación y vinculación existente en una relación.B
La palabra amor está muy manoseada. El verdadero amor, en cambio, es bastante escaso. Una de sus características estriba en su calidad de incondicional. ¿Sabemos lo que es eso? ¿Existe alguien en nuestra vida al que amemos tanto que no deseemos otra cosa más que su felicidad? Tal vez parezca imposible llegar a sentir así, pero intentarlo es un esfuerzo que rinde frutos invaluables en una relación. Esto implica desenmascarar día con día el propio egoísmo, aceptarlo, encararlo y hacerlo a un lado. La sinceridad con la pareja y con uno mismo es trabajo de todos los días; escuchar y descubrir al otro también. Las relaciones se construyen día a día, siempre hoy. El esfuerzo por ser realista, por aceptar al otro como es, por conocerlo como es ahora y conocerse también a uno mismo en relación con la otra persona, es lo que mantiene viva una relación. Enamorarse de una máscara es un asunto solitario, enamorarse de un ser humano real, tal y como es, es un privilegio.

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