Sé que hay en tus ojos con solo mirar
que estas cansado de andar y de andar
y caminar girando siempre en un lugar

Sé que las ventanas se pueden abrir
cambiar el aire depende de ti
te ayudara vale la pena una vez más

Saber que se puede querer que se pueda
quitarse los miedos sacarlos afuera
pintarse la cara color esperanza
tentar al futuro con el corazón

Es mejor perderse que nunca embarcar
mejor tentarse a dejar de intentar
aunque ya ves que no es tan fácil empezar

Sé que lo imposible se puede lograr
que la tristeza algún día se irá
y así será la vida cambia y cambiará

Sentirás que el alma vuela
por cantar una vez más

Vale más poder brillar
que solo buscar ver el so

COMO EVITAR UNA EDUCACION SEXISTA


Cuando nuestros hijos empiezan a dejar de ser bebés, y muestran inclinación por actividades e intereses socialmente atribuidos a uno u otro sexo, aflora el conflicto de los estereotipos sobre lo masculino y lo femenino.

Pero desde mucho antes, desde el útero materno, niños y niñas son moldeados sabiamente por la naturaleza. Los científicos aseguran que la exposición a hormonas sexuales –testosterona en los niños y estradiol en las niñas- produce en el feto un desarrollo cerebral y fisiológico distinto, que dota a cada uno con fortalezas y actitudes diferentes para enfrentar la vida.

Aparentemente, las niñas presentan más grasa en el cuerpo, la pelvis más redondeada, y una forma menos efectiva de procesar el oxigeno en los músculos, mientras que los niños tienen mayor masa muscular, pulmones más grandes y menos sensibilidad al dolor. Sin embargo, las hembras tienden a ser más sanas y resistentes que los varones. La naturaleza parece buscar un punto de complementación y equilibrio entre ambos.

Sin embargo, estas características generales no deben aplicarse a individuos. Cada niño es un ser particularísimo, con una fisonomía y personalidad propias que los padres debemos aprender a respetar. Algunas hembras son más fuertes que los varones y algunos varones son físicamente menos activos que las niñas.

Lo que está en nuestras manos es la posibilidad de educar sus actitudes sin caer en estereotipos, para que en el futuro sean seres humanos plenos, respetuosos unos de los otros. ¿Cómo evitar caer en la trampa de una educación sexista? Te damos algunas recomendaciones:

-Comunica a tus hijos una actitud positiva sobre las diferencias sexuales. Explícales que el hecho de que existan diferencias innatas entre niños y niñas no significa que unos sean superiores a otros.

-Enséñales a respetar las diferencias. A aceptar a los demás tal como son. Comienza dando el ejemplo. Si tu hijo o hija tienen comportamientos o actitudes usualmente atribuidas al sexo contrario, no los avergüences ni amonestes por ello.

-Ponle un freno a manifestaciones extremas, como las reacciones agresivas contra otros niños. O estimula a tu hijo a ser más activo si notas que asume una actitud pasiva en demasía. Elige ser persuasivo antes que imponente.

-Cuando les des juguetes no lo hagas sobre la base de estereotipos de cuáles son de niños y cuáles de niñas, pero tampoco les impongas muñecas a tu pequeño si notas que no disfruta jugando con ellas, o simplemente no le resultan atractivas.

-Ten presente que la personalidad del niño se forma en diversos aspectos, y que es conveniente estimularlos todos, no sólo los que consideres apropiados de su sexo. Por ejemplo: Evita decirle al hombre que “los hombres no lloran” para lograr que se calme, y a la mujer que no corra y se trepe en los árboles porque “parecerá un marimacho”.

-Evitar los estereotipos no debe convertirse en una obsesión. Por ejemplo: repartir las tareas hogareñas pensando en invertir la norma social de cuales corresponden a mujeres y cuales a hombres puede resultar inefectivo y agobiante. Mejor hacerlo pensando en cuáles realizamos con mayor eficacia y placer. Las que queden en el limbo porque a nadie le gustan deben repartirse de forma equitativa.

-Si queremos hijos que disfruten a plenitud su condición sexual y aprendan a respetar la de los otros la mejor receta es dar el ejemplo. Los niños son esponjas que absorben al vuelo nuestras actitudes. Enseñemos a niños y niñas a ser bondadosos, a respetar las diferencias, a amar lo que son y a tener una actitud positiva ante la vida con el ejemplo diario, siendo nosotros mismos todo eso.

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