Y TU... QUE CLASE DE AMIGA ERES....?


Con la primavera encima me pregunto… ¿Somos buenas amigas?
Hola mis amigas, hoy me desperté pensando si realmente somos buenas personas o buenos amig@s.

Yo pienso de la siguiente manera: Yo soy amiga de mis amigas, muchas veces las defraudo, muchas veces no lleno sus expectativas, pero eso es sin querer. Trato por todo los medios de ser una persona fiable, que pueden contar conmigo, sin miedo a equivocarse.

Ser buenas amigas, no significa que debo estar todo el día con esa persona porque si ella me considera de la misma manera, respetará mis espacios y no tratará de acapararme, comprenderá cuando le diga “lo siento, hoy no puedo hablar mucho tiempo pues estoy con mucho trabajo”. Una amiga me comprenderá y quedaremos para otro día. Nadie se puede enfadar si doy una buena explicación, además las que me conocen saben que mi tiempo no es mucho. Pero de algo pueden estar seguras: que cuando me entrego a esa amistad lo hago de corazón, escucho sus cosas y si puedo ayudar las ayudo, trato de ser consecuente con ellas aunque no siempre esté de acuerdo con sus ideas. Las respeto como personas, las quiero porque pasan a ser parte mi vida y soy muy feliz cuando puedo hablar y charlar de nuestras cosas, trato de disfrutar de esos momentos. Para mis amigos lo mejor de mí, para ellos toda mi entrega.

Muchas veces me pongo muy triste pues pasan muchos días y nada sé de ellas, pero también comprendo que tienen el tiempo medido y es complicado hacer varias cosas a la vez, pero siempre envío un SMS o un email pues trato de cuidar su amistad. ¿Saben? Tengo amigos desde la niñez, y aún alguna vez nos escribimos, nos reímos, y recordamos las tonteras de nuestra adolescencia.

Amigas/os, tener un amigo… Es Responsabilidad, es entrega, es pensar en ella ante que en ti misma. Yo veo siempre las cosas así, si están tristes démosles un poco de cariño; un “te quiero” es muy importante, yo siempre se lo digo a mis amigas, no vaya a ser cosa que un día no me despierte y no haya dicho lo que me habría gustado que supieran.

La vida es de Dios, nosotros estamos de paso. Seamos buenas personas, no hablemos mal de nuestras amistades, no seamos celosas si tienen vida propia, recuerda que son “amigas” que no son de tu pertenencia. Y bueno, yo prefiero ser confiada a vivir pensando que hablan mal de mí.

Esta semana es igual de buena que cualquier otra para enviar cariño a nuestras amigas, recuerda decirle a esa amig@ cuánto te importa, envíale un detalle, una tarjeta, una poesía, una carta.

No es necesario tener dinero para hacer feliz a la gente, a mí me hace más feliz que me digan
“te quiero Lu” a que me regalen chocolates, porque a veces se regala para “quedar bien”. Recuerden que el cariño y la amistad no está en venta, es una bendición de Dios.
Gracias a todos por ser mis amigos. Gracias por aceptarme tal y como soy, con mis virtudes y mis defectos.

Porque yo los acepto a ustedes de igual manera.

¿Qué es para ti esta clase de amor? ( La de los amigos… ) Un abrazo a todos

AMIGAS


Muchas veces ponemos todo el énfasis en la parte amorosa y del corazón en nuestras vidas, olvidando la importancia que tienen los amigos. ¿Qué es, y cómo nacen los amigos? Siempre hay personas que pasan por nuestra vida, muchas veces pasan sin apenas notarlo, y otras veces se convierten en amigos muy importantes para nuestro vivir diario. Tanto así que no podemos estar sin ellos, sin sus consejos y palabras.

Necesitamos de esas manos amigas, esos oídos que siempre están prestos para escucharnos cuando las alegrías o las penas están en nosotras…
Muchas veces no llamamos a nuestras amigas, posiblemente porque nos da pereza, dejando que pasen los días y meses hasta que un día de repente nos percatamos de que hemos abandonado a nuestras amigas. Es bonito poder contar con las amigas Esas amigas incondicionales, que siempre estaban cuando todos los demás nos dejaban. Esas amigas que lloraban y reían con nosotras. Amigas que podían decirnos todo sin miedo a reproches por nuestra parte, amigas de confianza. Es lindo tener una buena amiga, una amiga del que nos podemos alejar un tiempo pero que cuando volvamos la encontraremos allí, dispuesta a estar con nosotras, siempre esperando a que aparezcamos y digamos simplemente “hola“. Es bonito, ¿verdad?

Debemos cuidar a nuestras amigas, y no permitir que nadie cambie nuestro parecer respecto a una persona,Amigas para siempre nos las juzguemos cuando otros lo hagan, seamos buenas con todos los que pasan por nuestra vida, sin decir cosas feas, sin racismo, que no importe si tu amiga es pobre o con recursos, sólo fíjate en lo hermoso de su corazón. Muchas veces nos sentimos traicionadas por quien tanto hemos amado. Y aunque ese sea tu caso habla con ella, acércate, haz que el paso por tu vida deje rosas y aromas suaves.

Construye, no destruyas; no todas somos iguales y seguro que tenemos muchos defectos, pero aun así Dios en su infinita misericordia nos ama y perdona todas nuestras malas cosas. ¿Quién somos nostras para juzgar?
Amigas, estamos de paso por esta vida, nunca sabemos cuando puede terminar nuestra vida o la de las personas que nos rodean… Amistad seamos caritativas hasta en nuestros comentarios, seamos buenas amigas.

Es posible que siempre suframos alguna decepción, pero no importa pues siendo así tu corazón siempre estará en paz sabiendo que has actuado bien. Si más tarde suceden cosas que no nos hace sentirnos mal, simplemente debemos retirarnos en silencio, pero siempre con la conciencia tranquila de saber que hemos dado lo mejor de nosotras mismas.
Cuidemos a nuestros amigos y amemos con el corazón.

Recuerden que siempre vale más un amigo que un amor, porque si lo cuidamos será para siempre nuestro amigo, si es un amor, se irá sin regresar.
Dios es amigo de cada una de nosotras, sigamos su ejemplo por la vida, muchas veces no es fácil pero sigue adelante confiando que tu recompensa la llegarás a ver más tarde de la mano de nuestro Señor.
Como dijo la Madre Teresa de Calcuta:

“Voy a pasar por la vida una sola vez, cualquier cosa buena que yo pueda hacer o alguna amabilidad que pueda hacer a algún humano, debo hacerlo ahora, porque no pasaré de nuevo por ahí”.

EL VALOR DE LA MUJER


El valor que tiene una mujer comienza por ella misma, no por los demás. Antes de esperar que los demás nos aprecien debemos empezar por amarnos a nosotras mismas. Sólo si sabemos valorar y amarnos a nosotras mismas podremos dar amor a los demás.

Apreciarnos a nosotras mismas y reconocer nuestra valía debiera ser lo más natural del mundo, pero las mujeres tenemos tendencia a tener pensamientos destructivos acerca de nosotras mismas, con lo cual no logramos hacemos valer…


Ser una mujer de valía, que sabe lo que vale y se tiene buen aprecio por ello no implica que se sea ni prepotente ni insoportable, mas bien al contrario. Amarnos a nosotras mismas, simplemente por quienes somos, debiera provocar en nosotras comprensión por las demás, así como la capacidad de entregar y recibir amor.

Debes empezar por ti misma, tú vales mucho como mujer, madre, esposa o hija. No te dejes abatir cuando las palabras hirientes destrozan tu corazón, no lo permitas, que nadie te diga lo que debes o no debes hacer, ya tuviste un padre y ahora eres una mujer hecha y derecha, con todas las facultades para resolver tus propios miedos.

Cuando un hijo grita y logras callarle con una caricia, estás siendo una verdadera madre, eres amor en todo su esplendor

Cuando te destrozan la vida y sabes hacerte a un lado para que no te atropellen, te estás respetando como mujer.

No dejes que las palabras hirientes hagan de ti una mujer amargada, sigue tu camino derrochando amor, derramando rosas donde hay espinas, regalando las sonrisas que tanta falta le hacen a este mundo. Cuando haces todas esas simples cosas, te estás dando el valor que te mereces.

Para mí hay dos clases de mujeres en esta vida, las que se acostumbran a ser sobras de todos, hasta de sus propios hijos, y las mujeres luchadoras que se dejan la piel por salir adelante sin esperar que les llegue ayuda externa.

Las mujeres negativas, como dice la palabra, son personas que siempre tienen muy baja estima sobre ellas mismas, se sienten incapaces de resolver cualquier situación que la vida les depara. Se sienten incapaces de poder emprender nuevas etapas en su vida, y tienen muy mala imagen sobre si mismas. No salen adelante porque son mujeres con miedos.
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La mujer positiva, siempre piensa que las cosas podrán salir adelante por muy mal que estén en un momento dado. Ellas ponen amor y bondad en todo cuanto emprenden, confían en sus recursos y capacidades, sintiéndose aptas y competentes para emprender nuevas tareas, desarrollar sus potenciales y alcanzar las metas que se proponen.

¿Qué clase de mujer quieres ser, y qué clase de mujer sientes que eres en estos momentos?

Recuerda que la mujer negativa nunca llegará a buen puerto porque antes de hacer las cosas piensa que va a fracasar, por lo tanto siempre se conformará con migajas de la vida. En cambio, la mujer positiva logrará muy buenas relaciones, y su carisma le llevará a obtener buenos resultados siendo así una triunfadora.

Tú eliges quien quieres ser.

MUJERES DE VALOR


¿Qué nos hace valiosas a las mujeres?

Hay quien pensaría que una mujer de valor es aquella por la que los hombres babean en la calle, aquella que va de última moda, luce joyas, tiene un cuerpo escultural y tiene hombres de dinero pretendiéndola.

Pero las mujeres de valor no somos así. Damos más importancia a lo que perdura y no se devalúa: nuestro interior. Sabemos que cuidándolo seremos más valiosas cada año que pasa.


Este mundo a veces nos confunde: nos hace pensar que lo correcto es lo falso, lo engañoso, lo inverosímil, lo indolente… Nos hace creer que las mujeres de valor son las de buena posición económica, ejecutivas, mujeres pedantes que creen que a causa de su belleza física el cielo debe rendirse a sus pies y toda la humanidad debe reverenciarles.

¡Pero NO!

Las mujeres de valor no somos así, las mujeres de valor no nos ufanamos de lo exterior cuando por dentro sólo somos miseria, las mujeres de valor no nos rendimos ante lo que la gente nos impone, las mujeres de valor no caminamos orgullosas por estar a “la moda” sino que caminamos orgullosas al sabernos mujeres inteligentes, de espíritu libre y amor sin límites, porque no nos interesa ser modelos, o bueno sí, “modelos de mujeres”.

Las mujeres de valor nos amamos a nosotras mismas y no permitimos que nadie atente contra nuestra integridad y nos llene de niebla el pensamiento. Las mujeres de valor no nos humillamos por el amor de un hombre que se detiene en valorar las flores plásticas en lugar de disfrutar de los aromas de las flores naturales y vivas. Las mujeres de valor hemos renunciado a aquellas absurdas frases como “ella me quitó a mi pareja” porque sabemos que nadie tiene título de propiedad sobre nadie y hemos entendido que el amor es libre y altruista. Las mujeres de valor no caemos en los brazos de cualquier hombre para aliviar nuestras soledades, más bien entendemos que la vida desea regalarnos aprendizajes que no encontraríamos en pareja.

Las mujeres de valor no le tememos al “qué dirán” y nos enfrentamos con valentía a la cobardía de las personas que no construyen una vida propia, puesto que se interesan más por derrumbar la de los demás. Las mujeres de valor miramos fijamente a los ojos y no dejamos que ningún juicio nos apabulle, porque reconocemos que aunque hemos errado también tenemos la grandeza de enmendar nuestras equivocaciones. Las mujeres de valor sabemos perdonar con el alma, porque el pasado no puede truncar nuestros próximos pasos y nuestras esperanzas.

Las mujeres de valor aprendemos a no compararnos con otras, aprendemos que nuestra autoestima no reside en mirarnos en un espejo y cuestionarnos si estamos gordas o flacas, altas o bajas, en si tenemos curvas llamativas o no. Nuestro valor va más allá de la trivialidad de un 90-60-90, un 34b, una talla 4 o unos 1.70 metros de estatura… Nuestro valor reside en nuestra mirada, en nuestra preciosa mirada que deja entrever la grandeza y la nobleza de nuestro corazón que se esparce por la vida de quienes nos rodean sin reparo alguno.

Las mujeres de valor nos hemos liberado de las tristes imposiciones que nos hacen sentirnos como victimas para ser un canto de paz y alegría. Las mujeres de valor hemos aprendido con mucho esfuerzo a no dejarnos envolver por las apariencias y a reconocer en nosotras mismas nuestras cualidades y fortalezas, dejando a un lado la modestia y sin mortificarnos por seguir el ritmo de una sociedad mentirosa que se reviste de engaños tras las pieles desgajadas por los bisturíes, la plasticidad y el culto a la vanidad.

Las mujeres de valor luchamos incesantemente por nuestros sueños, porque hemos descubierto que nada puede detenernos. Las mujeres de valor dejamos que se sequen nuestras lágrimas en nuestras caras porque ya nos hemos cansado de ser llanto y desolación. Las mujeres de valor ya no tenemos miedo y defendemos nuestros derechos porque estamos decididas a vivir sin represión, sin obligaciones y sin violencias.

Tal vez aún no tengamos claro el cómo queremos ser en un futuro, pero si sabemos el tipo de mujeres que NO queremos llegar a ser.
Lo que una mujer valiosa no quiere:

No queremos ser mujeres que con lápiz labial, cubren palabras sospechosas, hirientes, engañosas.
No queremos ser mujeres de pronunciadas caderas que se contonean de lado a lado, de forma engreída, bañada por ilusoria vanidad.
No queremos ser mujeres de altos tacones que nos puedan hacer pensar que nadie está a nuestra altura.
No queremos ser mujeres de largos cabellos, aquellos de egocéntrica caída y voluminosa ingratitud que ignoran a las personas que les necesitan.
No queremos ser mujeres de manos hermosas, que no reparan en golpear y arañar los corazones de quienes nos rodean.
No queremos ser mujeres de grandes pechos, secos, vacíos, plásticos…
No queremos ser mujeres de cintura de látex y mentes maltratadas por los embates de la estrechez de nuestro pensamiento.
No queremos ser mujeres de ojos grandes y mirada indolente.
No queremos ser mujeres de cara bonita y pensamiento blando.
No queremos ser mujeres cuyo aroma desaparece fácilmente en el viento.

¡Queremos ser más!

Queremos ser más que bocas, más que caderas, más que pechos, más que ojos, más que plástico… Queremos ser mujeres de pasos grandes, mirada compasiva y besos amorosos; mujeres de vida y espíritu fértil; mujeres de decisiones, dulzura, fortaleza e inspiración.

Tenemos derecho a ser más, más de lo que los demás quieren, más de lo que nosotras podemos imaginar llegar a ser.

¡TENEMOS DERECHO A AMARNOS Y SER MUJERES!



Soy mujer, soy valiosa

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