ACABA CON EL HABITO DE POSPONER....


A veces pareciese que cuanto más tenemos que hacer, más nos cuesta comenzar a realizar las tareas, objetivos y metas… Es muy cómodo dejar para más tarde las cosas que tenemos en mente, pero ello no nos recompensa con la satisfacción de saber que hemos logrado nuestros objetivos… Como mujeres valiosas que somos, ¡acabemos con el hábito de posponer! “Espero que las cosas vayan mejor” – Dijo una mujer mientras el mundo se le caía encima. ¿Cuántas veces has pensado o dicho esto mismo? Tal vez muchas, con la llama encendida del corazón que desea un futuro mejor. Pero de nada sirve “esperar”, quedarse inmóvil en el umbral de la vida hasta que las cosas cambien; es necesario que entres en acción. La vida es esto que está ocurriendo y si no te gusta, muévete.
Posponer es el mecanismo clásico para evitar tomar decisiones que nos imponen salirnos de nuestra zona de comodidad. Es una hermosa manera de evitar el presente y de no hacernos cargo de lo que está sucediendo. Es dejar para mañana, lo podrías hacer ahora para sonreír con plenitud, en lugar de seguir con cara de resignación. Es alejarte de tus sueños, de los anhelos que tienes para ti y tu mundo. Es recurrir al mañana con la certeza de que lo habrá, de que siempre tendrás tiempo para alcanzar tu peso ideal, visitar a tus padres, disfrutar con tu pareja, pasear con tus hijos, desarrollarte económicamente. Es la eficaz tarea para justificar los resultados que aún no tienes.
¡Postergar! ¿Para qué? Para no actuar, no entrar en acción ahora mismo. Para seguir en la misma situación, en la queja perenne, regodearte en el reclamo, sentir la injusticia de la vida y no hacer nada diferente.

Clásicas manifestaciones del posponer:

  • Utilizar el sueño o el cansancio para no hacer las cosas.
  • Aferrarte a las relaciones conflictivas esperando a que se solucionen las diferencias por si solas.
  • Permanecer en los lugares que no quieres estar para evitar conflictos.
  • Apoyarte en el estrés para no seguir una dieta o dejar hábitos viciosos.
  • Trabajar en exceso para no hacerte cargo de situaciones conflictivas, cómo regresar a tu casa para no confrontar tu soledad o discrepancias con tu pareja o familia general.
  • Tomar medicinas no recetadas esperando soluciones mágicas, en lugar de hacerte responsable de lo que te está sucediendo .

Ventajas de posponer:

  • Evitar confrontar situaciones que interpretamos como dolorosas, y actividades desagradables.
  • Eliminar cambios y por ende los riesgos que ellos implican.
  • Evadir las posibilidades de un fracaso, las carencias o inseguridades personales.
  • Hacer que otros se ocupen de lo que nosotros no queremos hacer.
Tal vez las recompensas que obtienes a dejar todo como está, a no actuar, a postergar puedan parecerte grandes oportunidades. Pero si haces una lectura interior seguramente sabrás que mucho de lo que hoy no te agrada, incomoda o “soportas” en tu cotidianidad es por tu falta de acción. La no-acción te ata al juicio íntimo y personal de que “es mejor así, que intentar y no saber los resultados”, “si arriesgas puedes perder” “mejor lo seguro”; sin embargo, lo seguro no siempre es sinónimo de satisfacción personal.
No te quedes mirando como la vecina tiene su jardín con un césped más verde y abundante que el tuyo, ella ha hecho cosas para lograr lo que tiene. Tú puedes hacerlo. Y no es necesario esperar a que sea lunes para empezar con la dieta, a partir de la lectura de este artículo, comienza a actuar. Es tu vida.

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