ENTRE LAS CENIZAS

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Sucedió que un día, después de muchos años contando historias de adolescentes ejecutados a sangre fría, madres de desaparecidos o familias enteras desplazadas por la violencia, un grupo de periodistas se reunió para contar historias de esperanza en medio del desasosiego.
Y de ese fuego salió ‘Entre las cenizas’ un libro que verá la luz la semana que viene y que, coordinado por las periodistas Marcela Turati y Daniel Rea, da voz y protagonismo a las miles de víctimas que deja la guerra entre y contra el ‘narco’. Diez reportajes de resistencia y solidaridad que demuestran la capacidad del ser humano para sacudirse el horror, renacer y luchar por un presente distinto.
“Nos hemos centrado durante mucho tiempo en escribir crónicas del horror y ya sabemos que el miedo paraliza”, explica Turati. “Pero no son historias rosa y con final feliz” aclara “sino de resistencia”. Como dijo Juan Villoro, es una deuda que tiene pendiente el periodismo mexicano a la hora de contar la guerra de Calderón.
En el libro aparece, por ejemplo, Cherán o ‘El pueblo que espantó al miedo’, que narra como los habitantes de este municipio de Michoacán, decidió un día alrededor del fuego, retomar sus antiguas formas de organización para enfrentar a los taladores ilegales que, protegidos por el ‘narco’, devoraron los bosques, secaron manantiales y asesinaron a ecologistas.
Oasis de solidaridad
O la ‘Vida en la ruta de la muerte’, en el que el periodista de la BBC, Alberto Nájar, recorre la ruta que cruzan los emigrantes centroamericanos en su paso por México, deteniéndose en cada oasis de solidaridad con los miserables viajeros. De ‘Las Patronas’, las mujeres que alivian con agua y alimento su camino, al Padre Pantoja de Coahuila, que levantó un albergue para protegerlos de los Zetas.
En “las voces de la guerra”, escrito por Daniela Pastrana, se describe la movilización delpoeta Javier Sicilia, padre de un hijo asesinado, al frente de decenas de desesperados padres que han recorrido el país con la Caravana por la Paz.
“Las víctimas, al principio, eran invisibles. Era como si no existieran porque el discurso oficial decía: “son los malos, se están matando entre ellos. Después, cuando se vio que moría mucha gente inocente, se dijo que eran ‘bajas colaterales’. Hasta que finalmente salieron a la calle para decir somos miles los que tenemos familiares secuestrados, asesinados, extorsionados o desplazados. Y entonces fueron despreciados y tratados como limosneros”, explica Marcela Turati, reportera del semanario ‘Proceso’, y una de las periodistas mexicanas que más ha trabajado en las zonas donde el crimen organizado, la corrupta policía o el ejército que abusa e intimida, impone su ley.
Precisamente Turati nos lleva en su reportaje, ‘Tras las pistas de los desaparecidos’, de la mano de las madres, esposas e hijas de quienes un día cualquiera, fueron arrancados de sus hogares. Mujeres que de manera intuitiva se rebelaron contra la impunidad y se convirtieron en detectives para lograr que sus hijos volvieran a casa.
Repuestas para el rescate
Con más de 60.000 muertos desde que Felipe Calderón llegó al poder en 2006, según cifras oficiales (más de 90.000 según las cifras que manejan las ONG), “este libro es una respuesta a esa deuda que tiene el periodismo sobre cómo se está contando la guerra. Sólo contamos el discurso de los poderosos y no de quien está recibiendo el impacto de la guerra y, sobretodo, de quienes plantean alternativas”, señala Daniela Rea, que se ha pateado varias veces el país siguiendo a las víctimas. “El libro es un intento por demostrar como el periodismo puede ayudar a encontrar respuestas para rescatar el país”, señala Rea.
En otro de los capítulos ‘Tinta contra el silencio’, John Gibler acompaña en su jornada a reporteros y fotógrafos quienes, amenazados por el crimen organizado y desprotegidos por el gobierno y sus propios medios de comunicación, intentan trabajar de manera colectiva para evitar ser silenciados. Su objetivo: salvar la vida y no dejar de informar.
Capítulo aparte merece la violenta Ciudad Juárez, llamada ‘La ciudad de las personas sanadoras de almas’, después de que las víctimas de la violencia encontraron en las terapias alternativas, el arte y la solidaridad el método para ayudar y levantarse.
En ‘La justicia de todos’, Daniela Rea hace un recorrido por las montañas de Guerrero para redescubrir a la Policía Comunitaria, esa que hace casi 20 años se reveló contra el gobierno y puso en marcha su propio sistema de seguridad y justicia para protegerse de los delincuentes.
“En los últimos años ha habido un boom de la llamada ‘narcoliteratura’ en México. Hay muchos libros que hablan de la organización de los cárteles, que hablan con sicarios, que analizan las estrategias de guerra o incluso, los menos, que hablan sobre víctimas”, explica Turati. “Pero lo que no hay son libros sobre víctimas que se organizan. Gente que sale a la calle y pelea por recuperar la paz, la justicia, la dignidad y la memoria“, añade. “Es un periodismo que busca la esperanza”.

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