Querida yo:

Discúlpame, discúlpame por olvidarte, por pasar cada día sin verte al espejo y solo detenerme para ver lo que llevo puesto.

Discúlpame por las malas decisiones, pero debes admitir que nos sirvió para no cometer tantos errores, y lamento mucho decirte que la seguirás cagando. Te gusta la gente sincera pero te rodeas de quién siempre trae una máscara.

Querida yo; quiero decirte que no importa cuantas veces te rompas, siempre volverás a restaurarte sola, que el amor no ha llegado y debes estar atenta para no dejarlo pasar, que debes sonreír más y parar de llorar, llorando no solucionas nada, y se arruina el delineador.

Querida yo; quiero decirte que has camino mucho, pero aún no avanzas ni la cuarta parte de lo que recorrerás, te falta visitar bosques, montañas y comprar tu casa en el mar.

Ese libro que aún no terminas, anda, hazlo, es terapia para llevar.

Las cervezas que aún no has tomado, nadie más se las va a acabar.

Aún te espera el amor de tus últimos días y los nietos que te irán a visitar.

Querida yo; no importan los corazones rotos, las ilusiones gastadas y el cuento de hadas que dejaste de esperar, quiero decirte que lo has hecho muy bien, tan bien, que me siento orgullosa y feliz de ser tú, cada día antes de irte, detente en el espejo, lo más importante debes ser tú, porque para poder amar a alguien, se debe empezar por uno mismo y eso no se puede hacer si no dejas de ser tu peor enemiga y empiezas a hacer el amor contigo misma, tú sola, cada vez que te sonrías y te elijas tú.

¡Querida yo, vamos con madre, aún nos falta equivocarnos más! 

Elizabeth Santillan ©️