LA EMPERATRIZ DE ROMA


Enérgica, ambiciosa, intrigante: la vida y obra de Agripina, madre de Nerón, dueña del Imperio.
Agripina la Menor, hija de Agripina la Mayor, es una figura central de la historia romana: hermana de Calígula, contra quien conspiró; esposa, en terceras nupcias, del emperador Claudio; madre de Nerón, a quien situó en el trono, tuvo una vida novelesca, marcadapor las turbulencias de una corte dominada por la insania y la sucesión de intrigas, de las que ella casi siempre formó parte.
En esta obra, con la maestría que le caracteriza, Pedro Gálvez da cuenta de la vida de una mujer que no se resignó a tener un papel secundario y, con inteligencia y tesón, se convirtió en la figura femenina más fascinante de una época que Trajano consideró la más gloriosa del principado.

VUELVE A TU FAVOR EL ESTRES


Alguna vez has visto a alguien salir adelante o triunfar en condiciones de estrés? Quizá sí. Donde tú ves una inmensa carga de trabajo, esas personas ven un reto emocionante; donde tú ves un sendero tenebroso hacia un territorio desconocido, ellas ven una aventura.


Esas personas saben que, al menos en parte, la solución para combatir el impacto negativo del estrés —que puede provocar aumento de peso, afecciones cardiacas, depresión y ansiedad— está en cómo lo enfrentas. “La ausencia de estrés lleva al aburrimiento, así que es deseable tener un poco”, “Y aunque el estrés muy intenso rara vez es positivo, hay maneras positivas de lidiar con él”. A continuación, siete formas sencillas de aumentar tu capacidad para reducir el estrés y volverlo a tu favor.

1. Preocúpate menos y piensa en hallar soluciones. “La preocupación es el proceso de ima-ginar resultados dolorosos, e incluso catastróficos, por carecer de una planeación y estrategias de prevención eficaces”. Concéntrate en encontrar soluciones potenciales del problema que te preocupa, agobia o paraliza. “En términos cognitivos, es pensar en el éxito y dejar de enfocarse en el fracaso”:


A. Define claramente el problema. Por ejemplo: “Me siento agobiado por la carga de trabajo y porque debo cumplir con los plazos de entrega de muchos proyectos el mismo mes”.
B. Haz una lluvia de ideas para encontrar soluciones.
C. Evalúa cada idea, y pon una X junto a aquellas que no sean posibles, un signo de interrogación junto a las que sean difíciles de realizar, y una Y junto a las que puedas poner en práctica de inmediato.
D. Fija plazos para concretar las ideas marcadas con una Y.
E. Tras hacer realidad esas ideas, revisa de nuevo las que tengan signo de interrogación y pregúntate si es posible concretar algunas de ellas.
F. Por último, revisa otra vez las X. ¿En verdad son imposibles?

2. Mantén un trato civilizado. El comportamiento descortés no sólo es molesto, sino una fuente importante de estrés y ansiedad. Un estudio realizado en Estados Unidos en 2008 con más de 1,500 hombres y mujeres reveló que la descortesía en los lugares de trabajo afecta la salud física y mental de las víctimas del sarcasmo, el menosprecio o el desaire. Lo sorprendente fue que quienes trabajaban con las víctimas también eran menos saludables. “Esto puede ser resultado de la ‘experiencia de covictimización’ al presenciar la descortesía, o del temor de convertirse en la siguiente víctima” propicia un ambiente de respeto en el lugar de trabajo para reducir el estrés de todos.

3. Sé tu propio abogado del diablo. Si pasas todo el tiempo preocupándote por algo que no ha ocurrido. Después de una noche de sueño reparador y un desa-yuno saludable —dos técnicas anti-estrés en las que las abuelas tenían razón—, anota tu preocupación en un cuaderno. Luego, pregúntate: ¿Qué es lo peor que podría pasarme si lo que deseo que suceda no ocurre, o lo que no quiero que ocurra sucede? Después, pregúntate: ¿Qué cosas buenas podrían pasar si no sucede lo que deseo, o si ocurre lo que no quiero? Piensa en las emociones positivas que podrías experimentar y aprovechar ahora que has imaginado consecuencias alternativas.

4. Ve el lado positivo. Las cosas negativas no siempre suscitan temor. Cuando se cultiva maíz, por ejemplo, la escasez de lluvia durante el periodo de crecimiento de las plantas puede ser benéfica porque hace que las raíces se extiendan más profundamente en la tierra en busca de agua. ¿Hay un lado positivo similar en la situación que te está causando estrés? En vez de angustiarte por la falta de lluvia, piensa en “buscar agua” y en cómo puedes aprovechar las fuerzas que generes durante el proceso. Encontrar un sentido y un valor personal en la experiencia puede hacer más tolerable una situación estresante.

5. Estimula tu mente y tu cuerpo. Estudios recientes sobre la función cerebral realizados por la Universidad de Princeton indican que el estrés crónico puede dañar el cerebro porque las neuronas dejan de regenerarse. La buena noticia es que un ambiente estimulante puede ayudar a reducir el daño al promover la regeneración celular.
Doug Saunders, psicólogo clínico y profesor en la Universidad de Toronto, sugiere utilizar una estrategia que él llama “crear islas de paz”. Elige una actividad que disfrutes y que ejercite tu cerebro de tal manera que el tiempo pase casi sin que lo notes, como correr, arreglar el jardín, resolver un crucigrama o cualquier cosa que distraiga tu mente del estrés. “Es el equivalente a estar en un trance ligero, y una forma de permitir que tu mente y tu cuerpo se recuperen de los efectos del estrés crónico”, dice el experto.
¿Quieres reducir aún más el estrés? Elige una actividad que tenga tanto beneficios físicos como mentales. Un estudio realizado en el Reino Unido en 2008 con casi 20,000 adultos reveló que los que hacían ejercicio todos los días —aunque sólo fuera caminar— tenían un riesgo 41 por ciento menor de sufrir estrés crónico que quienes no hacían ejercicio.

6. Inspírate. Aunque a algunas personas les resulta útil leer historias sobre cómo otras han logrado lidiar positivamente con el estrés, el doctor Maunder sugiere buscar inspiración en las experiencias propias. “Es conveniente que pienses en cómo lograste lidiar con las dificultades en el pasado”, señala. “Esta reflexión te ayudará a pensar: ‘He lidiado exitosamente con muchas cosas en otros momentos. ¿Cómo voy a enfrentar y superar esto?’”

7. Apóyate en otros. Un estudio realizado en 2007 por investigadores de la Universidad Médica de Graz, en Austria, reveló que la terapia conductual de corto plazo en grupo constituía una ayuda eficaz para reducir la presión arterial y el estrés en general en hombres agobiados por el exceso de trabajo. “Establecer una estructura firme en nuestra vida diaria y obtener el apoyo de nuestros familiares y amigos para emprender actividades nuevas nos ayuda a crear o descubrir formas diferentes y más eficaces de lidiar con el estrés”.


Si el estrés te agobia, no esperes más y aplica estos consejos.

UN CORAZON FELIZ


Es interesante ver cuánta gente rechaza los consejos para la salud emocional. Creen que la salud del corazón requiere de pasos más serios: medicina, complementos, dietas rigurosas, regímenes de ejercicios rigurosos. Pero no es del todo así: un estudio ha demostrado el poder curativo de una actitud positiva y de la risa. Un sentido de espiritualidad puede ayudar también. Esto no es medicina alternativa ni una quimera de la búsqueda de la eterna juventud.

Los siguientes 6 pasos son esenciales en el plan de 30 Minutos al día.

1. Tu alma

Creer, ya sea en un ser superior, en el poder de la naturaleza, o en ti mismo, es una buena base y es saludable. Un gran elemento en esto es el optimismo. La gente que para describir su actitud hacia la vida utiliza las palabras ‘alegría’ y ‘esperanza’ viven una década más que sus homólogos, los pesimistas. Sin importar cuál sea tu situación, el poder de deshacerte del rencor y de abrazar las cosas buenas de la vida está en tus manos.

2. Disfruta de la vida

En algún punto, entre el salir de la casa de nuestros padres y el contratar la hipoteca de nuestra casa por veinticinco años, dejamos de divertirnos como antes lo hacíamos. Todos tenemos responsabilidades de adulto, pero también tenemos la responsabilidad con nuestros corazones de dejar todo a un lado por un momento y divertirnos como niños. Los estudios demuestran que la gente que tiene una vida llena de risas es menos propensa a padecer enfermedades del corazón.

3. Practica rituales de relajación

Entre más ajetreada se haga tu vida, el estrés se incrementa y le siguen las enfermedades del corazón. No puedes cambiar el mundo, pero puedes cambiar tu respuesta hacia él. Los rituales diarios, como la meditación, el yoga, un tiempo de silencio, relajación antes de ir a dormir e inclusive una caminata con tu perro pueden eliminar el estrés y reducir el riesgo de alguna enfermedad del corazón.

4. Toma una copa de vino al día

De acuerdo con algunos expertos de la salud, aquellas personas que disfrutan de una copa de vino en la cena pueden disminuir el riesgo de alguna enfermedad cardiaca. Limita tus raciones de alcohol a catorce copas semanales, si eres hombre, o a nueve, si eres mujer. De modo interesante, el vino, particularmente el rojo, parece tener un efecto más benéfico que cualquier otra bebida alcohólica.

5. Crea un lugar seguro

Dicen que el hogar es donde el corazón se encuentra, así que haz la tuya un refugio para tu corazón. Crea un ambiente calmado con flores frescas y plantas, música, un cuarto para relajarte y un lugar callado a donde puedas ir para pensar. Pasar la mayor parte de tu tiempo relajado en vez estresado, puede reducir a la mitad el riesgo de alguna enfermedad del corazón.

6. Compártete

El corazón es más sano y feliz cuando se encuentra en compañía de otros. No te ocupes tanto que no puedas hacer algo de tiempo para tus seres queridos, ya sean éstos tu familia, amigos o ambos.

RELACIONES CONTAMINANTES


Todos tratamos con alguien que contamina nuestra vida con su negatividad, enojo o amargura. Esas personas tocan nuestros puntos débiles y despiertan nuestros peores pensamientos y emociones. Intentan imponernos sus penas y frustraciones, y si caemos bajo su dominio, nos volvemos sus víctimas y nos resulta muy complicado liberarnos de ellas.


No siempre podemos evitar a esos seres, pero sí está en nuestras manos evitar que sus malas vibras nos contagien. Para ello, primero debemos aprender a identificarlos. Ellos son:
Los envidiosos. Como no se creen dignos de nada bueno, se dedican a husmear nuestros logros, no para inspirarse, sino para vengarse con críticas y actitudes negativas.

Los descalificadores.
Intentan controlar nuestra autoestima menospreciando lo que hacemos o decimos. Pueden alabarnos un día, y al siguiente nos descalifican sin reparos. Agrandan nuestros errores y minimizan nuestros triunfos.

Los falsos. Son los que tratan de esconder su inseguridad fingiendo llevar una vida que no tienen, hablando de sí mismos con superioridad o actuando como víctimas.
Los conformistas. Los que por temor
a equivocarse no
corren riesgos y se niegan a los cambios. Son personas perezosas, monótonas y sin visión, que nos limitan a la hora de crecer.

Los chismosos. En su afán de agradar a otras personas, revelan nuestros asuntos privados, incluso los detalles más íntimos.

Los perfeccionistas. Insatisfechos crónicos para los que nada ni nadie es suficiente. Esconden su necesidad de ser aceptados creando con

flictos, y siendo rígidos y extremistas.

Los manipuladores.
Son los que se aprovechan de nuestras debilidades para obligarnos a hacer o decir cosas aunque no queramos.

Los soberbios.
Los que con orgullo y autosuficiencia creen tener la razón en todo y con todos. Su amor propio es excesivo y descartan nuestras sugerencias u opiniones.

Esas personas tienen poder sobre nosotros porque no somos capaces de ejercer el nuestro, ya sea por baja autoestima o inseguridad. Por eso, debemos hacer lo siguiente:

Retomar el control. Al revisar nuestros aciertos y errores, reconciliarnos con nosotros mismos y aceptarnos tal y como somos, podremos elegir mejor a las personas que formarán parte de

nuestro entorno. Es decir, cuanto menos nos peleemos con nosotros mismos, mejor nos llevaremos con el mundo.

Conocernos mejor. Cuando no sabemos bien lo que queremos —qué y quiénes son importantes en nuestra vida—, nos resulta difícil determinar cuándo decir “sí” y cuándo “no”.

Revisar nuestras relaciones. Todos tenemos la libertad de decidir con quienes compartir, y no estamos
obligados a sostener relaciones que nos contaminan. Estemos siempre atentos a las personas a las que de-
dicamos tiempo, a las que dejamos entrar en nuestra vida per

sonal. Siempre hay posibilidad de volver a elegir. Y cuanto antes, mejor.

Liberarnos de expectativas. Cuando pretendemos que alguien sea de cierta manera, nos condenamos a la frustración. Aceptar al otro tal como es

nos permite tener claridad mental y emocional para decidir cómo relacionarnos con esa persona. Así no tendremos que negociar cuando sea demasiado tarde.


Siempre está a nuestro alcance fijar límites con respeto, sin dañar a la otra persona ni dañarnos nosotros. Somos nosotros quienes tenemos el control de nuestra vida, y cuanto más orden haya en nuestro pensamiento y nuestras emociones, nos resultará más fácil asumir ese control

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