LA PRIMERA ESTRELLA DE LA NOCHE
El regreso a su Afganistán natal, donde Nadia pretende encontrar a su prima Mersal y rendir homenaje a su difunta tía, se convertirá en el descubrimiento de la historia oculta de las mujeres de su familia, así como de sus raíces y de ella misma como mujer.
La primera estrella de la noche es un relato de búsquedas, de descubrimientos familiares, de preguntas que habían quedado sin respuesta y, sobre todo, una historia que narra la realidad que viven las mujeres en sociedades tan alejadas de la nuestra: cómo superan las adversidades y no se quedan de brazos cruzados ante un supuesto destino inalterable.
Inolvidable, intensa, sincera y emotiva, esta es una historia con la que el lector se sumergirá instintivamente en el día a día de la sociedad afgana, en la vida y los sentimientos de estas mujeres luchadoras y valientes, y en las aventuras de la protagonista, Nadia Ghulam. Un relato que nos llena de esperanza y deja huella.
Nadia Ghulam nació en Kabul (Afganistán) en 1985. Vivió las consecuencias de una guerra civil, el hambre, el régimen talibán, pero lo superó, gracias a su ingenio y coraje, haciéndose pasar por un chico durante diez años para poder llevar un sueldo a casa. A través de una ONG llegó a Cataluña, donde tiene su nuevo hogar y ha cumplido sus deseos: vivir en libertad y estudiar y formarse para poder ayudar a su país.
Nadia quiso contar su historia, y lo hizo con la colaboración de la periodista Agnès Rotger en El secreto de mi turbante (Ediciones 62, 2010). Este libro, ha sido llevado al teatro con el nombre de Nadia y bajo la dirección de Carlos Fernández Guía. También ha publicado Cuentos que me curaron con Joan Soler i Amigó (Columna, 2014), una recopilación de las historias que su madre le contaba mientras estuvo hospitalizada, a consecuencia de las heridas causadas por una bomba.
En particular, la situación de las mujeres afganas siempre me ha llamado muchísimo la atención, despiertan en mi una gran admiración porque, lejos de lo que puedan pensar otros, creo que son grandes heroínas. Unas mujeres que luchan día a día por sobrevivir en un entorno de lo más adverso.
El año pasado leí El secreto de mi turbante, la primera novela de Nadia Ghulam, un testimonio estremecedor que nos narra como con apenas once años tras padecer los horrores de la guerra y después de una serie de desgracias familiares, esta niña tomó la decisión de hacerse pasar por un hombre, su hermano Zelmai, que fue asesinado, para evitar que los suyos murieran de hambre. Jamás podríamos llegar a imaginar el miedo y la tensión que debió soportar aquella chiquilla, una situación que se prolongó durante diez años. Finalmente, Nadia tuvo un poco de suerte y con ayuda de una ONG llegó a España, donde reside en la actualidad.
La primera estrella de la noche da comienzo cuando nuestra protagonista ya lleva viviendo algún tiempo en España con María y Josep, sus padres españoles. Nadia disfruta ahora de una nueva vida y de libertad, algo que no existe para las mujeres en su país, sin embargo, no se ha olvidado de los suyos. Allí quedaron su madre y dos hermanas con las que mantiene contacto telefónico casi a diario, y procura que las jóvenes estudien para tener un futuro más prometedor. En una de sus conversaciones, su madre le informa que su queridísima tía Sha Gul ha fallecido. Nadia siente la necesidad de volver para estar con los suyos en esos momentos tan duros. Especialmente, anhela el reencuentro con su prima Mersal que tanto la apoyó en el pasado mientras se recuperaba de las terribles heridas que le causó una bomba. No obstante, la situación es complicada; Nadia salió del país como Zelmai y volverá siendo una mujer. Teme que la reconozcan y descubran su engaño, con las graves consecuencias que podría originar.
A través de este viaje de Nadia conoceremos no sólo cómo será el reencuentro con su familia sino también cómo es la situación actual del país, cómo se desarrolla el día a en Kabul, nos moveremos por sus calles, por sus comercios, su transporte...y las charlas con su madre y familiares nos permitirán no sólo conocer la historia de este país en el que un buen día, hace mucho, la libertad desapareció para dejar paso al caos y al horror impuesto por los señores de la guerra, nombre con el que se hacen llamar los talibanes, sino que obrarán un acercamiento entre Nadia y su madre.
Estamos ante una novela en la que las grandes protagonistas van a ser las mujeres y sus vidas. Es casi una novela coral en la que todo gira en torno a Nadia, que es la protagonista principal y narradora, pero junto a ella, su madre, hermana y primas tienen un gran peso en la historia. Mujeres muy diferentes entre sí, la mayoría asumiendo el papel impuesto por su cultura, otras con deseos de mejorar, muchas con los sueños rotos. En cualquier caso, mujeres de carne y hueso con las que reiremos, lloraremos y nos emocionaremos.
La narración en primera persona, resulta de lo más interesante; una narración en la que Javier Diéguez da forma a la voz de Nadia, haciéndola sentir muy cercana y, pese a todo objetiva, ya que no pretende más que mostrar la realidad del país, en especial de la mujeres y sus pocas o nulas oportunidades. En ocasiones, la voz de Nadia da paso a la de su madre para mirar al pasado y contarnos cómo era la vida mucho tiempo atrás.
Su relato, no obstante, no es lastimero ni pretende despertar la compasión. Es una historia sincera en la que nos abre las puertas de su familia y con ellas las de una cultura tan diferente a la nuestra, simplemente para hacernos partícipes de cómo es su vida y quizá así entenderles un poquito mejor.
La primera estrella de la noche no es una novela con un gran ritmo aunque la prosa del autor es clara y sencilla haciendo que la lectura sea ágil. Los diálogos y los hechos tan interesantes que narra la convierten en una historia muy amena. Nos va a mover por diferentes escenarios como Islamabad (Pakistan), Kabul y Jalalabad (Afganistan), además de hacernos viajar por el medio rural y sentir la aridez de esa tierra en la que no existen las comodidades ni el asfalto y el viaje más insignificante puede costar la vida.
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