SABIAS: LA CARA OCULTA DE LA CIENCIA

¿Quién fue Enheduanna? ¿Y Émilie de Châtelet? ¿Por qué los maestros cerveceros consideran su maestra a Hildegarda de Bingen, una monja del siglo XI? ¿Quién fue la súbdita de Felipe II que hizo “un servicio, que pienso es el mayor, en calidad, que cuantos han hecho los hombres“? ¿Fue Marie Curie merecedora de los dos premios Nobel de ciencias que recibió? ¿Habría sido posible desentrañar la estructura del ADN sin el trabajo de Rosalind Franklin? ¿Por qué es tan desconocida la mujer que desentrañó la estructura de la penicilina? ¿Qué papel tuvieron las mujeres durante la Edad de Plata que la ciencia vivió en la Segunda República española?

A estas y a otras preguntas trata de dar respuesta la catedrática de la Universidad de Sevilla, Adela Muñoz, en su nuevo libro Sabias. La cara oculta de la ciencia, editorial Debate.

“En esta obra rescatamos la historia de algunas de las mujeres que han hecho contribuciones relevantes en la ciencia pero añadiendo un valor histórico. No podríamos entender la transcendencia de lo que estas mujeres hicieron necesitamos conocer el contexto en el que vivieron”, cuenta la autora.

En este paseo histórico descubrimos que hasta bien entrado el siglo XX, las mujeres tuvieron vetado el ingreso en las universidades y el ejercicio de muchas profesiones que requerían estudios, y que antes habían sido expulsadas de las bibliotecas de los monasterios, los centros donde se refugió el saber durante la Edad Media. No obstante descubrimos que siempre hubo mujeres que dedicaron su vida a la ciencia aunque los logros de la mayor parte de ellas fueron borrados de los anales de la historia de la ciencia o sus contribuciones les fueron arrebatadas, incluso a otras, como a Hipatia de Alejandría, las mataron.


“Comparado con años atrás no estamos tan mal, el 38% del personal investigador de España somos mujeres. El problema es cuando nos fijamos en los niveles superiores donde esta cifra cae al 20% si hablamos de mujeres catedráticas”, apunta Adela Muñoz, quien a pesar de todo es optimista ante esta progresión positiva teniendo en cuenta que en 2007 el número de catedráticas españolas rondaba el 7%.

“Es importante aumentar la visibilidad de las mujeres científicas cuya presencia es casi inexistente en premios como los Nobel de ciencia que no representan ni el 3% de los galardonados, así como –hace especial hincapié la investigadora- concienciar y sensibilizar a la ciudadanía y en concreto a los más pequeños sobre el estereotipo de que la ciencia es cosa de hombres, cuando no lo es”.

Sabias. La cara oculta de la ciencia es además un homenaje a la mujer científica que ha luchado a lo largo de la historia.

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