La finalidad del peeling es eliminar las células muertas de nuestra piel, limpia nuestra piel y la deja respirar.

Si tienen algo de tiempo, una vez a la semana o cada quince días “fabriquense” el peeling y apliquenlo en la ducha.

Esta es la receta (tanto para el cuerpo como para la cara):

Unas cucharadas de miel,

unas cucharaditas de azúcar moreno

y un chorrito de limón.

Se mezcla todo bien e incluso se puede machacar un poco el azúcar para que no nos haga daño al contacto con la piel. La cantidad dependerá de las zonas a tratar.

También le pueden añadir algún aceite esencial como por ejemplo Verbena o Mandarina, según lo que quieran conseguir y sus preferencias en el aroma.

Un consejo: Este peeling es genial para los pies cansados y deteriorados.

Si quieren dar una sorpresa a alguien especial, le encantará: Aplicarle la mezcla con un suave masaje, insistir en las callosidades y zonas más afectadas. Más tarde, limpiar con agua templada y una vez limpios y secos, realizar un suave masaje con algún aceite corporal (si no tienen aceite, se vale con un poco de aceite de oliva y algún aceite esencial).

Verán como se los agradece, es un gran regalo