AUTODESTRUCCION Y MALOS HABITOS


Autodestrucción no es sólo una palabra aterradora que casi siempre leemos como lejana a nosotros. Es una realidad de lo que podemos hacer desde lo inconsciente, para hacer pedazos nuestras posibilidades de ser felices.

Hoy la voy a tratar de concretar con una palabra que ganó popularidad en Estados Unidos y que dio lugar a muchos libros de autoayuda: Procrastinación.

Esta palabra se recuperó a través del inglés aunque en realidad es de origen latino: Procrastinare-Procrastinator-Procrastinatio que significa aplazar, diferir, posponer, relegar, postergar. También dar menos importancia, dejar para después (para entender el origen lingüístico de la palabra, pueden leer el maravilloso artículo "Procrastinar" de Gabriel Zaid en letras libres-diciembre 2010 ).

Zaid enfatiza que procrastinar está bien dicho, porque es la única palabra que puntualiza la idea de hábito. No es sólo posponer o aplazar, por lo que no hace falta traducirla o buscarle sinónimos.

Es un hábito autodestructivo que va mucho más allá de la falta de organización o la flojera. ¿Qué justificaciones nos damos para no hacer lo que tenemos que hacer? "No tengo tiempo, no me alcanza el día, mejor resuelvo todo lo pendiente el fin de semana, no tengo dinero, es muy complicado..." la lista es infinita.

Procrastinar es dejar que te llegue el agua al cuello para hacer lo que tienes que hacer. Esperar hasta el último minuto para entregar lo prometido, para pagar los impuestos, las tarjetas de crédito, para impermeabilizar tu casa, para hablar con tu jefe o con tu esposo de algo que te está perturbando, etc., construyendo con esta dilación una montaña de estrés, enfermedad y mal humor crónico que a ratos se vuelve insoportable.

El mecanismo de este mal hábito es darnos una pausa. Nos decimos: "al ratito". Estamos trabajando y buscamos una pausa porque tenemos otra cosa que hacer. Hacemos la pausa y jamás retomamos lo que estábamos haciendo y lo posponemos indefinidamente. Y la lista de pendientes de nuestra vida, se vuelve una bola de nieve.

Dice Zaid que paradójicamente, los hiperactivos tienden intensamente a la procrastinación. Se distraen con cualquier cosa. Quieren hacer mil cosas que no llevan a ningún lado, matar varios pájaros de un tiro, aprovechar todas las oportunidades, aunque en realidad terminan haciendo nada importante y sí perdiendo el tiempo en lo intrascendente.

Las razones psicológicas profundas de la procrastinación, es decir, inconscientes, se explican a continuación:

Es una defensa neurótica de alguien que sufre por síntomas predominantemente obsesivos. Lo que defiende el procrastinador es la sensación de valía personal. Posponen adictivamente aquellos que asocian fuertemente su valía personal con su desempeño. Aquellos que tienen miedo al fracaso, aquellos que sienten vulnerada su autoestima si fallan, aquellos que ensombrecen cualquier posibilidad de éxito con la posibilidad del fracaso. Y dejan pasar oportunidades, amores, relaciones, dinero... por estar distraídos en lo poco importante o por sentir permanentemente que no tienen tiempo.

Procrastinar es una defensa porque nos da una sensación de respiro temporal. Es una forma habitual de enfrentar los retos y las dificultades. Es responder a las presiones de la vida, a la incertidumbre y a los riesgos, posponiéndolos compulsivamente. Es algo de lo que hay que curarse.

El error, la falla, nos ocurre a todos. Las cosas nos salen mal a veces, pero dicen que de los errores se aprende y es verdad. Los procrastinadores se obsesionan con la falla y el error y deciden dejar de intentar hacer cosas grandes, importantes. Los costos en autoestima son desproporcionadamente mayores en comparación con quienes simplemente hacen lo que tienen que hacer:

Podemos hacer muchas cosas para combatir la procrastinación. Aquí dos sugerencias:

1. Escribir lo que haré al día siguiente todos los días y hacerlo. Cumplir con uno mismo.
2. Cambiar el diálogo interno. En lugar de decirnos "tengo que hacer", decirnos "elijo hacerlo"; en vez de "debo terminar" decirnos "¿cuándo puedo empezar?; en vez de "esto es interminable, imposible, complicadísimo" decirnos "puedo empezar por un pequeño paso"; en vez de "debo hacerlo perfecto" decirnos "soy humano y me puedo equivocar. Haré mi mejor esfuerzo"; y en vez de "no tengo tiempo de descansar" decirnos "debo descansar, ejercitarme y jugar" (también pueden leer "The now habit" de Neil Fiore si quieren más estrategias para combatir la procrastinación).

Los procrastinadores no hacen nada de esto, porque siempre están agobiados, siempre tienen mil pendientes y de todos modos no les alcanza el tiempo. A veces enfocarnos 30 minutos en lo importante, es suficiente. Hay que romper los malos hábitos de no hacer cosas, haciendo cosas. Hay que aprender a vivir con la incertidumbre y el riesgo. Y hay que estar seguros de que podemos hacer cosas maravillosas.

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