LAS FACTURAS DE LA MATERINIDAD

A veces es muy duro convertirse en madre.
Sí: vale la pena.
Sí: es la experiencia más poderosa que puede llegar a vivir una
mujer.
Sí: nada te marca tanto como el momento en que sostienes por fin en
brazos al hijo que acaba de salir de ti, deliciosamente sucio, húmedo, caliente, y te mira a los ojos como diciendo: te conozco.
Pero es duro…
Y no sólo se trata de la falta de sueño, de las secuelas del parto, de los cuidados que demanda un recién nacido (¡tan pequeñito y tan exigente!), ni siquiera del cóctel de hormonas que te deja turuleta hasta varias semanas
después. Tampoco la falta de experiencia y la incertidumbre acerca de si lo estás haciendo bien o no, ni las propias dudas y comentarios de familiares
bienintencionados pero que no hacen sino disparar tu propia inseguridad, tu miedo.

Es bastante más que eso. Es la ruptura total y repentina con tu propia identidad, con aquello que hasta el momento de parir te había definido: tus proyectos, tus ambiciones, tu trabajo, tus amigos, tu cuerpo, y todo aquello que llamabas tuyo. Tu tiempo. Tu vida.
Es mirarte al espejo mientras tu criaturita está prendada a tu pecho, y no reconocerte.¿En qué momento te convertiste en esta mujer ojerosa que no tiene un minuto ni para darse una ducha? ¿Quién es ella? ¿Quién eres ahora?
Sigues siendo tú,  sólo que una versión más grande de ti misma. Pero al principio no lo sabes. Al principio no te encuentras. No hay nada que logre vincular esta nueva vida tuya de cambios de pañal, tetadas a deshoras y canciones de cuna, con aquella otra vida que parece tan remota, aquella en la que ibas y venías a tu antojo, disponías de tu tiempo y te pertenecías.
Porque, claro, todo tu ser es ahora para otro. Y ese otro se está alimentando de ti, no sólo de tu leche, sino también de tus caricias, de tus canciones, de tus palabras, de tu calor. Y el tiempo pasa, desde luego que pasa. Llegará el momento en el que, sin darte cuenta casi, las tomas se acorten y las horas de sueño nocturno se alarguen. Tu bebé aprenderá a sostener la cabeza, luego a darse la vuelta, luego a gatear. El día menos
pensado te regalará una sonrisa y pensarás que todo el esfuerzo ha sido poco. Un día te dirá mamá. Lo verás correr en el parque, subirse solo al tobogán, jugar con otros niños, garabatear las primeras letras que te mostrará orgulloso.

Y por nada del mundo querrás cambiarte por esa otra que eras, y que tan poco sabía acerca del amor…
• “Vivir en la cultura de la buena y sacrificada, lleva a las mujeres a una mutilación de sí mismas que cobra altas facturas a los hijos”
• “Un hijo nunca está en deuda con sus padres porque elegir ser padre es educar, amar y dar sin deuda”

LA BUENA MAMÁ
• “Me importa mucho mi reputación”
• Es amorosa y sabia por instinto
• Renuncia a si misma por sus hijos
• Está siempre para ti
• Lo puede todo
• Sabe mejor que nadie lo que te pasa
• Una mujer por ser mujer tiene instinto materno
• Cubre todas las necesidades de sus hijos

¿Cómo lidiar con tantas expectativas?
Las consecuencias de querer ser buena a toda costa:
• No dices lo que sientes ni expresas lo que necesitas
• Dejas de mirar lo que necesitas para solo ver lo que necesitan los demás
• Quieres complacer a todos
• Te desconectas de ti misma
• Guardas resentimientos
• Te pones en guerra contigo misma

“Siempre que hay un sacrificio hay una alta expectativa de pago”
“Una mamá que dejó de mirarse duele y enoja”

TÍPICAS FACTURAS DE MAMÁ
• Tienes que cumplir mis expectativas
• Tienes que hacerte cargo de mí y venir todos los fines de semana
• Tienes que tener una pareja que pase primero el casting conmigo
• Tienes que sacrificarte hoy tú por mí
• Agradecer los múltiples dolores vividos por ti

¿CÓMO DEJAR DE PAGAR ESAS FACTURAS?
1. Agradeciendo más que sintiéndote en deuda
2. Poniendo límites y no enganchándote
3. Entendiendo que no va a cambiar
4. NO comprando culpa y no jugando el mismo juego del sacrificio
5. Disfruta su presencia, dale tu afecto y construye espacios donde disfruten un buen momento

¿CÓMO SER UNA MAMA CON VIDA PROPIA?
1. Entendiendo que tus hijos son prestados y nunca un pretexto para abandonar tu vida
2. No utilizando a tus hijos como escudo de vida
3. Integrando los pagos de crecimiento que implica ser mamá para que estés al día
4. Amarte y escuchar tus necesidades siempre
5. No renunciar a tus sueños y compartirlos con tu rol de ser mamá

“Una mamá que se ama a sí misma y sabe amar sin deuda nunca es abandonada”

0 comentarios:

Publicar un comentario

Seguidores

PAGINAS AMIGAS

http://www.madamealbert.com.mx/woman-c2lh http://elespaciodemartha.blogspot.mx/ http://xochitlndc.blogspot.mx/ http://cronicadeunaamantedeloslibros.blogspot.mx/ http://creadasaimagendedios.blogspot.mx/