APRENDIENDO A QUERERSE A SÍ MISMO

Está demostrado que la visión que tenemos de nosotros mismos es un factor determinante de nuestra salud mental e incluso física, pues una buena autovaloración personal es la base sobre la que se apoya todo nuestro desarrollo.

No obstante, hemos sido educados en una cultura que predica el amor hacia los demás y condena el amor propio, olvidando que el prerrequisito para querer a otra persona es que cada uno se quiera a sí mismo.

En este libro, Walter Riso nos enseña a querernos de una manera sana y realista, y nos muestra cómo ese es el mejor camino para construir un yo fuerte y seguro y tener una vida plena y feliz.

CHOCOLATE CALIENTE PARA EL ALMA


Es difícil trasladar el espíritu de una conferencia a la palabra escrita. Las historias que hemos contado en infinidad de oportunidades tuvieron que ser redactadas cinco veces para que alcanzaran el mismo efecto que en vivo. Al leerlas, no se apure. 

Escuche las palabras en su corazón y en su mente. Saboree cada historia. Deje que lo emocionen. Pregúntese, ¿qué despierta en mí? ¿Qué me sugiere para mi vida? ¿Qué sentimiento o acción estimula en mi ser interior? Establezca una relación personal con cada historia. 

Algunos relatos le dirán más cosas que otros. Algunos tendrán un significado más profundo. Algunos lo harán reír. Otros harán que lo invada una sensación cálida. Es posible que otros tengan el efecto de un golpe directo entre los ojos. No hay una reacción determinada. ¡Lo único que cuenta es su reacción! Déjela aflorar y no le ponga freno. 

No lea el libro a las disparadas. Tómese su tiempo. Disfrútelo. Saboréelo. Zambúllase en él con todo su ser. Representa miles de horas de seleccionar “lo mejor de lo mejor” de nuestros cuarenta años de experiencia. 

Por último: leer un libro como éste es como sentarse a comer una comida muy elaborada. Puede ser demasiado sustanciosa. Es una comida sin vegetales, ensaladas ni pan. Es todo esencia, con muy pocas palabras huecas.

LA MUJER EN LA SOMBRA, LA VIDA JUNTO A LOS GRANDES HOMBRES

Las luces no las iluminan pero ellas están siempre allí, presentes en la oscuridad, sirviendo de sólido apoyo a los grandes hombres, que en muchos casos sin su ayuda se hubieran desplomado. No se las conoce, su rostro no aparece en los periódicos, su vida casi nunca ha sido fácil y han tenido que sobrevivir tirando de la cuerda de la existencia entre tensiones y conflictos. Pasaron desapercibidas pero fueron insustituibles. Por eso, el libro de Begoña Aranguren «La mujer en la sombra. La vida junto a los grandes hombres» (Aguilar), adentrándose en las claves íntimas que configuran los recorridos del corazón, ha supuesto un acierto. 
Su autora siempre sintió admiración por las mujeres de los grandes personajes. «Recuerdo que hablé muchas veces de este proyecto con mi tío, José Luis Aranguren, con el que mantenía una relación muy especial porque me parecía injusto que no conociéramos nada de ellas. He tenido que elegir a diez, pero podía haber escrito una enciclopedia».
UNA SELECCIÓN DIFÍCIL
Al final se ha decidido por Lucía Bosé y el torero Dominguín, Josefina Samper y el sindicalista Marcelino Camacho, Victoria Rodríguez y el dramaturgo Buero Vallejo, Yvonne Hortet y el escritor Carlos Barral, Pilar Belzunce y el escultor Eduardo Chillida, Asunción Carandell y el poeta José Agustín Goytisolo, Elena Salvador y el doctor Antonio Puigvert, Silvia Arburúa y el político Marcelino Oreja, María Felisa Guerra y el arquitecto Sáenz de Oiza y Dorinda Ramos y el empresario Eduardo Barreiros.
Begoña Aranguren considera que ha aprendido grandes lecciones de estas mujeres que han dado un ejemplo de generosidad y abnegación: «Para algunas de ellas la existencia fue patética, pero todas han demostrado una gran fortaleza, porque convivir con un genio no resulta nada fácil, ya que su sensibilidad les convierte en seres extremadamente frágiles y muy vulnerables».
Recuerda que le impresionó de manera especial la historia de amor de Chillida y de Pilar Belzunce: «Me pareció fascinante, porque empezar una nueva vida con un muchacho que abandona sus estudios de arquitectura porque quería ser escultor resultaba todo un reto. Su padre le repetía: «Este chico será un desastre o será un fenómeno, pero normal no es». Ella se tuvo que ocupar desde el primer momento de los temas materiales y así pudo él desplegar toda su actividad creativa».

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