DEJA DE CORRER

Tiene 11, muere por parecerse a las de Prepa, “son tan bellas, lo tienen todo” siempre pensaba.

Tiene 13. No tiene el cuerpo de Laura, ni la altura de Cristina y ese par de pechos con papel de baño la delatan, no es suficiente para ese niño que tanto le encanta.

Tiene 13, un mundo por delante y aun así se roba los maquillajes de su hermana mayor para que a escondidas pueda cubrirse ese acné que está comenzando a brotar.

Tiene 15, demasiado pequeña y quiere correr en ese par de tacones, en ese escote, quiere parecer mayor, quiere ser mayor.

Tiene 16, “está” lista para esas fiestas a media noche, para esos vasos rojos y unos cigarros primerizos, muere por besar a alguien por primera vez. Ya está en Prepa y no lo tiene todo, no está ni cerca de tenerlo.

Está por cumplir los 19, quiere comerse al mundo y al fin independizarse… cuenta los minutos para comenzar una nueva etapa.

Ya tiene 21, detesta la Universidad, le urge acabar con esa carrera, ser independiente y por fin tener el anillo en dedo.

¡Por fin se ha casado! Le sobre el tiempo y quiere hijos, le urgen hijos… su matrimonio recién iniciado es aburrido y ya está desgastado, “necesita distraerse”. Ya no quiere hablar de amor, está harta de esos chistes.

Tiene hijos por fin, el calendario se le ha venido encima, tiene que llevarlos al colegio y a las clases particulares, resolver tareas y ocuparse de cada uno de ellos. Y el tiempo se le ocupa, se le ocupa cada minuto y le sobra de todo menos tiempo, está cansada.


Ellos crecen, ellos parten… su matrimonio la destroza, no tiene hobbies ni dedica nada para ella. Está cansada, desea regresar a su juventud.. cuando no tenía que trabajar, ni maquillarse para impresionar, ni cuando quería acabar el colegio y graduarse, lo desea tanto.

Primero quería usar maquillaje y ropa ajustada, luego un primer beso, un novio, luego graduarse e independizarse, luego comenzar a trabajar, obtener un anillo para después tener hijos y después lo único que deseaba era ser joven nuevamente y tener tiempo para disfrutar, nunca aprendió a hacerlo.

Y fue así que corrió tanto tras la vida, que hoy ésta ya la alcanzo.

Se dejó engañar, cayó en las garras del tiempo, se le entrometió la necesidad de “ser algo más” y olvidó de ser ella, de disfrutar de ese par de pechos inexistentes, de esas levantadas temprano para ir a la Universidad, de esos aprendizajes en el trabajo… se olvido de detenerse, respirar y comenzar algún día a vivir.

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