MENTIRAS QUE NECESITAS DEJAR DE DECIRTE A TI MISMA


Las mentiras son como cadenas que nos atan a una vida de pretensiones y negaciones. Muchas de nosotras hemos vivido con mentiras por tanto tiempo que las hemos convertido en verdades. De hecho estas se han convertido en nuestra seudo-realidad. El lado más oscuro de vivir haciendo pasar las mentiras por verdades es que aquellas mentiras que no son retadas se convierten en eslabones en una cadena que esclavizan nuestras mentes, cuerpos y almas.

Típicamente, las mujeres aprendemos desde muy temprano de nuestras mamás, tías y abuelas, a disimular el peso de estas cadenas. Sin embargo, el sufrimiento emocional y psicológico que viene como resultado de esto se ve evidenciado en nuestro estrés, infelicidad, resentimiento, amargura, ira, temor y sentimientos de indignidad.

Pero no todo es malo, la liberación es posible. El primer paso hacia la liberación, no obstante, es el más difícil. La mayoría de las mujeres temen dar este paso porque involucra una auto-confrontación muy seria- una acción que muy pocas de nosotras estamos dispuestas a iniciar. El primer paso requiere que enfrentemos las mentiras que nos atan, diciéndonos la verdad. El segundo paso requiere que depositemos nuestra fe en el hecho de que nuestra liberación es posible en Dios. La parte más hermosa de la liberación Divina es que no es fraudulenta: es real y es nuestra para siempre. Además es un proceso que cambia la vida.

He aquí una lista de mentiras que necesitamos encarar con el fin de iniciar el proceso de liberación:

1. Que nuestro pasado nos define

Una gran cantidad de nosotras funcionamos físicamente en el presente, pero vivimos emocionalmente en el dolor del pasado. Esta angustia tiñe todo en nuestras vidas, desde el tipo de relaciones que escogemos tener, las decisiones que tomamos, hasta la forma en que nos vemos a nosotras mismas.

VERDAD: Lo que haya ocurrido en nuestro pasado, lo que nos hayan hecho, o lo que hayamos hecho no define nuestras circunstancias presentes ni determina nuestros logros futuros.

  1. Que nuestro valor como personas está basado en nuestra apariencia física

Es precario establecer nuestro valor en lo que vestimos y en cómo nos vemos. Durante nuestras vidas habrán innumerables días de cabello deslucidos y vestidos horrorosos. Si nuestro concepto de nosotras mismas estará basado en tales factores inconsistentes entonces nos sentiremos indignas la mayor parte del tiempo.

VERDAD: Todas formamos parte de la creación magnífica de Dios y como tales somos obras de arte divinas. El valor de una obra de arte no depende de su ubicación, entorno, edad o accesorios.

  1. Que necesitamos tener un hombre

Algunas de nosotras sinceramente creemos que sin un hombre a su lado una mujer se convierte en una persona de menor categoría. Como resultado, demasiadas veces basamos nuestra felicidad y nuestro sentimiento de entereza en el hecho de tener a un hombre o no. Sin embargo, el gozo y la realización son demasiado importantes para nuestra supervivencia emocional para que dependa de otro ser humano frágil, impredecible e imperfecto.

VERDAD: Un hombre puede ser complemento y puede traer cierta medida de placer a nuestras vidas, pero la entereza debe ser buscada en aquel lugar más alto y perfecto.

  1. Que no necesitamos de un hombre --

Por otro lado, nuestra percepción acerca de los hombres es una de las mayores causas de nuestra desdicha. Algunas mujeres creen que los hombres no tienen otra función más que proveer placer sexual y aceptación social. Debido a esto nos vamos a los extremos en lo que refiere a las inversiones que hacemos en nuestras relaciones con los hombres. Ya sea que invertimos de más sin recibir beneficio alguno o no depositamos lo suficiente.

VERDAD: Dios creó al hombre y a la mujer para complementarse mutuamente. Nuestras relaciones sólo tendrán éxito si ambos, tanto el hombre como la mujer, se comprometen a formar enlaces emocionalmente armoniosos.

  1. Que un par de zapatos nuevos nos hará sentir mejor

Si vamos a comprar los zapatos a crédito y si al comprarlos alguna cuenta se quedará sin ser pagada, aumentará nuestros sentimientos de indignidad. La mayoría de las mujeres somos compradoras emotivas. Nuestras vidas están tan llenas de falencia, deudas de tarjetas de crédito, mal historial de crédito, viviendo de quincena en quincena... una pensaría que ya hubiésemos aprendido: las cosas materiales no nos pueden dar la felicidad.

VERDAD: Tratar de llenar un vacío emocional con cosas sólo servirá para hacer más profundo ese vacío.

  1. Que el te seguirá amando en la mañana

A raíz de esta mentira le hemos dado acceso libre a nuestro cuerpo a hombres que no se lo merecen. Las mujeres somos recibidoras, los hombres son consignadores. Lo que sea que permitas que él deposite en ti, y me refiero a bastante más que sólo esperma, tendrá un impacto mucho después de que se haya ido. Nuestro cuerpo es un templo y como tal debemos escoger quién tendrá acceso. Con nuestro consentimiento, esa persona tiene sólo dos opciones: deshonrarlo o reverenciarlo.

VERDAD: Un hombre sólo puede reverenciar lo que respeta.

  1. Que nuestras palabras y actitudes no tienen consecuencia

Le damos vida a cada palabra que decimos. Muchas de nosotras aun llevamos las heridas de viejas batallas que escondemos bajo el disfraz de mujer fuerte. Nuestras palabras y nuestra disposición están llenas de amargura. Con agilidad escupimos veneno sobre culpables e inocentes que encontramos en nuestro trayecto. La verdad es que a menudo nuestra actitud define nuestra altitud.

VERDAD: Las leyes de la vida nos indican que el que las hace las paga. Al menos que hagamos esfuerzos diligentes hacia un cambio positivo recibiremos a cambio, sea bueno o malo, todo lo que damos.

  1. Que si no le prestamos atención a nuestros problemas se esfumarán -

Hasta cierto punto, a las mujeres se nos ha socializado para lidiar con las cuestiones de la vida ignorando las situaciones, negando los sentimientos y renunciando a los derechos. Esto pueda que funcione por un tiempo; sin embargo algún día la realidad te dará un golpe bajo. El dolor tiene una habilidad para infiltrarse en nuestras vidas en formas inconscientes. Palabras amargas, actitudes negativas y resentimiento son sólo síntomas de viejas heridas y padecimientos que nunca fueron encarados.

VERDAD: No podemos simplemente ignorar el dolor. Necesitamos enfrentarlo y luego contender con él. De otra forma, el dolor permanecerá destructivamente longevo en nuestras vidas.


"Y conocerás la verdad, y la verdad te hará libre" (La Biblia Juan 8:32)

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