Por todas partes se oye “recesión mundial” y a continuación, la palabra maldita: “recortes”. Las grandes empresas reducen el número de sus empleados, ajustan las cifras… y muchas gente más se va a la calle, esperemos que por lo menos justamente finiquitada.
El año próximo, por tanto, se ve con temor. Las nubes negras parecen empañarnos la vista de un futuro luminoso. No podemos minimizar esta realidad pero sí decirte que no permitas que las circunstancias externas te “recorten” el espíritu, la esperanza y el optimismo.
¿A dónde ir, si la demanda de trabajo supera la oferta? La necesidad es la madre de la invención y tal vez este sea el momento de probar una alternativa que no habíamos considerado: el autoempleo.
Mucha gente ha convertido un patio, un garage, la cocina o cualquier otro rincón de su casa, en un incipiente taller de artesanías que, a la larga, hasta se ha convertido en fuerte de sustento para otros, además de quien lo inicio.
Analiza tus posibilidades, ¿cuáles son esos talentos que has mantenido ocultos o que no has intentado desarrollar hasta ahora? ¿Eres buena para hacer pasteles? ¿Relegaste los lienzos y pinceles hasta el fondo de un closet? Si lo haces bien, ¿crees que podría brindarte una fuente de ingresos?
El asunto es… no te dejes recortar. Que no te recorten el amor por la vida, el deseo de gozar de una vida decorosa. No permitas que, frente a los recortes que no puedes controlar, se levanten los todavía más peligrosos recortes que eliminan lo bueno y digno de una vida honesta como la tuya… porque este momento representará una gran tentación, para quienes no tienen sus valores bien puestos, de coquetear con el lado oscuro del camino, las alternativas fuera de la ley que prometen dinero fácil a cambio de ensuciarse las manos.