“No me preocupa el grito de los violentos, de los corruptos… Más me preocupa el silencio de los Buenos”, Martin Luther King.

Con las graduaciones, llegan aparejados nuevos retos para los nuevos profesionistas, ya que estamos en una época donde tener éxito en la vida real, en la actividad productiva, es muy complicado.

A la par llegan los mensajes que, oradores invitados distinguidos, dan a los nuevos profesionistas.

He asistido a muchos de estos eventos por razones muy diversas, y he tenido la fortuna de escuchar verdaderas piezas de oratoria que reflejan a cabalidad quiénes son sus creadores, los Invitados de Honor que son “padrinos” de generación.

Hace unos días se llevó al cabo la ceremonia de graduación del Campus central de Veracruz del ITESM y el orador fue un distinguidísimo veracruzano, de Orizaba: el ingeniero Luis Rojí Uribe.

El mensaje del Ing. Rojí, aderezado con simpáticas anécdotas e historias, llevaba una profunda dosis de valores que los jóvenes graduandos escuchaban con atención: desde los preparatorianos, los universitarios, los que concluían su maestría, así como la primera alumna que concluye un doctorado en este campus de Córdoba: la doctora Gabriela García Ortiz.

La reflexión del orador invitaba a entender: ¿Cuál es la diferencia entre los países ricos de los pobres?

No, decía, no es la raza ni el color de la piel, pues muchos inmigrantes son la fuerza de trabajo de los ricos países europeos. No es el tamaño del país, pues Suiza es pequeño, pero da la imagen de seguridad, orden y trabajo. No es la edad del país, pues Irak y Egipto tienen más de tres mil años y siguen siendo pobres, y Canadá y Australia hace 150 años eran desconocidos. No son los recursos naturales, pues Japón sólo cuenta con 20 por ciento de territorio no montañoso y es una potencia mundial…

La diferencia está en el espíritu de los pueblos, nos dice Luis Rojí. La educación y la cultura deben plasmar conciencias colectivas estructuradas en los valores eternos de la sociedad: moralidad, espiritualidad y ética.

Al analizar la conducta de las personas de países ricos es la prevalencia del espíritu sobre la materia. El ser sobre el tener. Ellos adoptan nueve principios de vida que me parecen muy importantes:

1. La Ética
2. La Integridad
3. La Responsabilidad
4. El Respeto de Leyes
5. El Respeto a los demás
6. El Amor al Trabajo
7. El Hábito del Ahorro
8. El Deseo de Superación
9. La Puntualidad (algo que yo, especialmente, valoro mucho)

Cuando oí eso pensé: La gran mayoría de los jóvenes que están aquí tienen muy arraigados esos valores. Estoy seguro que si los mantienen van a tener éxito en su vida profesional, sea cual fuere el camino que tomen.

Pero sé que muchos dudan de ellos mismos por las crisis recurrentes, como dice el propio Rojí: “Desde que yo tengo uso de razón éstas se repiten constantemente, pero… ¡siempre las hemos superado!”.

En estos días nuestro país recibirá a cientos de miles, tal vez más del millón de jóvenes que egresarán de todas las universidades del país, públicas y privadas, y estoy seguro que aquéllos que tienen arraigados los nueve valores que presentó el Luis Rojí Uribe, tendrán más oportunidades de triunfar. No importa de dónde vengan, estarán en el camino correcto.