LOS CHICOS NO LLORAN

¿Quiénes se conmueven con las películas sensibleras, se dejan llevar por la emoción hasta el grado de abrazar a perfectos desconocidos o se desmoronan ante una separación? La inesperada respuesta es: los hombres. Puede que sus estallidos de emoción se noten más en los estadios y también son ellos quienes casi siempre inician la ruptura de una relación amorosa, pero estudios recientes revelan que la vida emocional de los hombres es tan rica y compleja como la de las mujeres, sólo que suele resultarles un misterio a sí mismos y a sus parejas.

Las emociones siempre se han considerado un rasgo femenino, pero ellos las expresan con tanta frecuencia como ellas y describen sus experiencias sentimentales de modo parecido. En un análisis de la inteligencia emocional de 500,000 adultos, los hombres obtuvieron la misma puntuación que las mujeres en lo relativo a conciencia emocional. En estudios realizados con matrimonios, los maridos demostraron estar tan pendientes del estrés de sus parejas como ellas, y eran igualmente capaces de ofrecerles apoyo.

Así, hombres y mujeres ríen, lloran, suspiran y se enfurecen con la misma frecuencia, pero cada sexo vive y expresa sus emociones de manera distinta. "Para ellos están en segundo plano; para ellas en primero", explica el psicólogo Josh Coleman, autor de un libro sobre el tema. "La testosterona afecta los sentimientos de los hombres, que tienden a disociarlos y racionalizarlos más. Las mujeres parecen tener una conciencia natural de las emociones que los hombres sólo adquieren con esfuerzo. Pero cuando lo consiguen, los beneficios son enormes. Sus relaciones mejoran, y ellos son más felices".

La mente masculina

Hace 13 años Chris Schroder, hombre de 48 que vive en Atlanta, lo tenía todo: buena salud, el trabajo de sus sueños, una esposa y dos hijos a los que adoraba. Pero en el lapso de un mes lo hospitalizaron por una apendicitis, lo despidieron y su matrimonio fracasó. "Perdí de golpe los tres pilares de mi existencia", cuenta. "Había ido por la vida sin expresar gran cosa porque no me daba cuenta de que era necesario, y no sabía hacerlo".

¿Por qué tantos hombres sufren de esta incapacidad? La respuesta está en el cerebro. "El cableado cerebral masculino difiere del femenino", explica el doctor David Powell, presidente del Centro Internacional de Asuntos de Salud, y añade que la conexión entre el hemisferio izquierdo, sede del raciocinio, y el derecho, de las emociones, es mucho mayor en las mujeres. "Es como una autopista; por eso ellas pasan con tanta facilidad de un hemisferio a otro. En los hombres, en cambio, es como un camino rural, de ahí nuestra dificultad para expresar las emociones".

Esto quizá explique por qué, en 125 estudios realizados con hombres y mujeres de diversas edades y culturas, ellos resultaron menos aptos para interpretar mensajes no verbales como ademanes, gestos y tonos de voz. Los hombres también reaccionan con menos intensidad ante las emociones... y las olvidan antes. En un experimento de la Universidad Stanford, las mujeres presentaban una actividad cerebral más intensa y amplia al mirar imágenes perturbadoras o traumáticas, y tres semanas después las recordaron mejor que los hombres. Los investigadores suponen que quizá por eso algunas mujeres siguen resentidas por una riña con el esposo meses después de que a él se le ha olvidado.

El divorcio, que suele afectar más a los hombres, los adentra en el terreno inexplorado de sus emociones. "Por primera vez tuve que afrontarlas", cuenta Schroder, que volvió a casarse después de más de una década de soledad. "Pasé años luchando con emociones intensas y profundas que nunca sospeché que tenía. Y una vez que las sientes, no puedes volver a reprimirlas. Ahora aprecio más la vida, y soy más creativo que nunca. Si hubiera sabido todo lo que he aprendido, tal vez habría sido un mejor esposo".

El juego del llanto

La primera vez que Robert Westover, hombre de 41 años de Washington, D. C., vio llorar a su padre fue el día en que él se graduó de infante de marina en el mismo campamento que su padre y su abuelo. "Derramó una lágrima y me impresionó", cuenta. Educado en una familia de militares con tres hermanos, Westover aprendió a comer rápido, hablar fuerte, competir con ferocidad y reprimir sus sentimientos. "Entre hombres es inconcebible expresar emociones", añade.

Los niños aprenden esto pronto. Al año de edad tienen menos contacto visual con los demás que las niñas, y se fijan más en objetos en movimiento como los autos que en los rostros. Madres y padres hablan menos de las emociones (salvo la ira) con los hijos que con las hijas, y el vocabulario de los varones tiene menos palabras relativas a ellas. En el patio de recreo, si no es que ya en casa, aprenden a tragarse el llanto y a no mostrar miedo. Su rostro, al principio tan expresivo como el de las niñas, se vuelve más frío entre los seis y los 12 años.

De adultos, los varones usan menos palabras, y si hablan, al menos en público, es para descollar de los demás, no para acercarse a ellos como hacen las mujeres. Incluso entre amigos, la conversación masculina es sobre todo un intercambio de información. "Las mujeres hablan para aclarar la mente, mientras que los hombres piensan antes de hablar", afirma el psiquiatra Mark Goulston, coautor de un libro sobre relaciones de pareja. "Si no lo hicieran, correrían el riesgo de decir alguna tontería y ser blanco de burlas, u ofender a otro hombre y ser golpeados. Se sienten más seguros con la boca cerrada".

¿Qué se esconde tras esa máscara de silencio y estoicismo? La vulnerabilidad. Los expertos coinciden en que la mayoría de los hombres son más inseguros de lo que quisieran admitir, y de lo que suponen sus esposas. "En sus adentros, todos temen no ser tan capaces, valientes y varoniles como se espera de ellos", agrega Goulston. "El hombre sabe que su papel es proteger a su familia, arreglar lo que se descompone. Cuando se siente incapaz de cumplirlo, prefiere callar y encerrarse en sí mismo".

Ahora que los papeles y las reglas de los sexos se han vuelto menos rígidos, algunos hombres se han atrevido a mostrar su lado tierno, pero aún hay muchos que no saben cuánto deben exteriorizar. "De pronto una mujer te pide que seas más abierto con tus emociones", cuenta Westover, que está divorciado, "pero al minuto quiere que seas su roca. Las mujeres nos exigen realizar acrobacias emocionales que nos destrozan los nervios. Los hombres no tenemos a nadie que nos sirva de ejemplo para ser emotivos y fuertes a la vez".

Por qué estallan los hombres

Aunque las mujeres se enojan con tanta frecuencia como los hombres, la ira sigue siendo la emoción prevaleciente entre ellos. "Mis hijos todavía recuerdan mis 'ataques de furia'", cuenta Kim Garretson, estratega empresarial de 54 años de Minneapolis, Minnesota, que en una ocasión se puso fuera de sí en un restaurante porque le sirvieron un plato sin descongelar. "Nunca expresaba mis sentimientos, pero de vez en cuando no podía más y estallaba".

¿Por qué tantos hombres pierden los estribos? "La rabia es producto de la frustración acumulada a fuerza de reprimir una parte esencial de nosotros mismos. Sin embargo, eso es lo que hacemos los hombres porque tememos que, si cedemos un poco de terreno a las emociones, éstas nos desborden", explica el psicólogo Kenneth Christian, autor de Your Own Worst Enemy ("Tu peor enemigo"). "Pero si no desarrollamos todas las facetas de nuestra personalidad, si no aprendemos a lidiar con nuestras emociones, nos convertimos en sombras, en versiones truncas de nosotros mismos, y todo es cuestión de tiempo para que el castillo de naipes que somos se venga abajo".

Para Kim Garretson ese día llegó hace cuatro años, cuando le diagnosticaron cáncer de próstata. Como suele ocurrir cuando enfermamos de gravedad, Garretson comprendió que no perdería nada, y tenía mucho que ganar, si daba rienda suelta a sus emociones. "Ya no me da miedo expresar casi cualquier sentimiento", cuenta. "Para desahogar la furia suelto algunas frases sarcásticas y sigo adelante. El humor es para mí una válvula de escape. He reanudado viejas amistades, hablo sobre los temas trascendentales de la vida, le busco un sentido espiritual a mi existencia. Estoy tan lleno de vitalidad y alegría que mi esposa dice que estoy irreconocible".

Algunos consejos

En sus tiempos de Harry el Sucio, Clint Eastwood nunca flaqueó, pero ahora que es esposo y padre y ha ganado un Oscar por haber dirigido una película que explora las profundidades del alma masculina, el tipo rudo se ha ablandado un poco... aunque sigue siendo un hombre de pocas palabras. "Los hombres que más esconden sus sentimientos son probablemente los más sensibles", agrega Christian. Sea como sea, los hombres pueden aprender a ser más expresivos sin necesidad de llorar ni mostrarse temerosos. A continuación, algunos consejos para empezar:

· Emprende una actividad creativa que te sirva de válvula de escape. Los pasatiempos como la pintura o la música pueden sacar lo mejor del alma de un hombre. Recuerda que buena parte de las grandes obras plásticas, literarias y musicales fueron creadas por miembros del sexo supuestamente incapaz de expresar emociones.

· Desahoga el estrés y la ira por medio del ejercicio. "Cuando yo llego al punto de querer destrozarlo todo, un descanso de 10 minutos no basta para calmarme", explica Westover, que en los momentos de fuertes emociones busca un lugar donde echarse al suelo y hacer "lagartijas".

· Intenta mostrar "un poco" de cada emoción. "Empieza con aquellas que puedes controlar, busca a alguien dispuesto a escucharte y usa la frase 'un poco'", aconseja Coleman. Decir que estás un poco triste o asustado es menos peligroso que confesarte abiertamente vulnerable.

· No huyas de lo que te aflige. "En vez de evadir una emoción que no sabes afrontar, permítete sentirla", aconseja el psicólogo Travis Bradberry, coautor de The Emotional Intelligence Quick Book ("Manual de consulta sobre inteligencia emocional"). "Aprender a lidiar con las emociones exige tiempo y práctica, porque implica reeducar el cerebro, pero se facilita con el tiempo".

Lo que las mujeres deben saber

"Los hombres somos como los cangrejos ermitaños", afirma Chris Schroder. "Cuando sacamos a relucir nuestras emociones y salimos lastimados, nos encerramos en nuestra concha y tal vez no volvamos a salir. Para convencernos de abrir nuestro corazón de nada valen las presiones ni la adulación. Hay que darnos tiempo para que nos sintamos seguros". He aquí cómo puedes ayudar a tu pareja a sentirse más a gusto con sus emociones:

· Al conversar, ponte a su lado en vez de frente a frente. "Ver a un hombre a la cara lo hace adoptar una actitud de competencia o enfrentamiento", explica David Powell.

· Realiza una actividad física con él. Los hombres bajan la guardia mientras se ejercitan. Deja que los temas salgan a la conversación de manera natural, pero nunca hagas hablar a un hombre mientras camina, porque puede pararse en seco.

· Si lo ves llorar, limítate a hacerle compañía en silencio. "Cuando los hombres ven Campo de sueños, tienen un 95% de probabilidades de echarse a llorar", agrega Powell. "Los deportes son el vínculo arquetípico entre un hombre y su padre, y para la mayoría de los hombres la relación con el padre es la primera y la más importante de su vida". No intentes analizar la película ni su infancia. Sólo comparte el momento con él.

· Cuando un hombre tuvo un mal día, no hay que presionarlo para que hable al respecto. "Si se ha pasado la jornada lidiando con dificultades, lo más probable es que al final del día sólo quiera olvidarse de ellas", explica Kenneth Christian. "¿Qué sentido tendría prolongar su sufrimiento toda la tarde, cuando eso no va a resolver los problemas?"

· Exprésale tus sentimientos sin palabras. La conversación quizá sea la forma de preludio amoroso preferida por las mujeres, pero los hombres ven en las propias relaciones sexuales una forma de comunicación. "Los hombres expresamos una gran parte de nuestras emociones de manera física", agrega Powell. "Las relaciones sexuales son nuestra manera de mostrar nuestro afecto". Antes que presionar a un hombre para que manifieste sus sentimientos con palabras, habla con él en su mismo idioma.

· Dile a tu hombre qué clase de apoyo emocional necesitas de él. En una investigación realizada con matrimonios, la psicóloga Lisa Neff, de la Universidad de Toledo, en Ohio, observó que los maridos pueden ser tan sensibles y ofrecer tanto apoyo emocional como las mujeres, sólo que pocas veces aciertan con el momento oportuno para hacerlo. "No es que los hombres sean olvidadizos; sólo necesitan que sus esposas les digan qué necesitan, y cuándo".

· Comunícale lo mucho que significa para ti. "Cuando estén gozando de un momento de tranquilidad, pregúntale a tu marido: '¿Te he hecho sentir alguna vez que hoy no te admiro o te respeto más que el día en que nos conocimos?'", recomienda Mark Goulston. "Dile cuánto le agradeces a la vida por tenerlo a tu lado, y que lamentas no decírselo con toda la frecuencia que quisieras. En la mayoría de los casos, un hombre al que se le dice esto se queda boquiabierto".

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