HABITOS DE ESTUDIO



Los buenos hábitos serán la clave del éxito en todas las áreas de tu vida.

Hoy los puedes aplicar como estudiante pero el día de mañana también te servirán como trabajador, profesionista, empresario o padre de familia. Si deseas tener éxito, lo podrás lograr llenándote de buenos hábitos que te encaminen hacia ese objetivo.

En este artículo veremos varios consejos para formar un buen hábito de estudio, para el instituto, o la universidad.

Buenos hábitos de estudio Podríamos hacer una lista inmensa que contenga todos los hábitos de estudio recomendados por expertos en la materia, pero mejor vamos a concentrarnos en 5 hábitos que serán el comienzo de tu nueva vida como estudiante y que harán la diferencia entre el alumno que eras antes y el que serás a partir de ahora. Solamente te recuerdo que no bastará con que los conozcas, ya que deberás ponerlos en práctica todos los días hasta lograr arraigarlos. Los hábitos se adquieren a través de la repetición constante de los actos. Organiza tu tiempo:

Organízate elaborando un plan de actividades diarias. Estudiar un día mucho y los dos siguientes no hacer nada no es una buena estrategia. Sería equiparable al deportista que un día se entrena fuerte y los siguientes absolutamente nada; no sería la forma más eficaz de preparar una competición.

Por otra parte, la mejor manera de ir asimilando las asignaturas es trabajarlas con continuidad. De nada sirve un gran esfuerzo final para intentar aprobar un examen cuando no se ha hecho nada durante el curso. Con suerte se podría llegar a aprobar, aunque hay muchas probabilidades de que no sea así.

Además, el nivel de asimilación de la materia sería muy bajo y en pocos días se habría olvidado.



Presta Atención en Clase:

Presta atención al maestro durante la clase y toma nota de lo más importante (ojo, no se trata de intentar copiar todo lo que diga). De esta forma, tendrás tus apuntes claros, y de tu puño y letra.

Faltar a clase es una mala medida, pues aunque creas que no te hace falta ir a esa clase en particular, tu ritmo de estudio se verá afectado, además de tener dificultades para continuar el hilo en las siguientes clases.

Tomar apuntes prestados, solo debe hacerse en casos extremos. Cada persona toma apuntes de diferentes maneras, y con distinto tipo de letra. Te será mucho más complicado estudiar una asignatura basándose en los apuntes de un compañero. Lo mejor, son los apuntes de tu propio puño y letra.

Estudia todos los días:

Es bueno crearse un hábito de estudio, hace más llevadero el esfuerzo que supone ponerse a estudiar.

Un hábito de estudio consiste en estudiar siempre a la misma hora (por ejemplo de 4,30 de la tarde a 7,30). Hay que elegir aquellas horas en las que se rinde más.

Por ejemplo, hay que evitar que sea inmediatamente después de comer (es conveniente un breve reposo), ni muy tarde (uno puede estar ya cansado).

Si uno va cambiando sus horas de estudio puede vivir un pequeño caos, además inconscientemente tenderá a ir retrasando el comienzo lo que se traducirá en terminar más tarde o en no estudiar el tiempo necesario.

No es lógico estudiar por la noche (salvo que no haya más remedio). La mente rinde menos, además al día siguiente estará uno agotado. No tiene sentido habituar a la mente a rendir más por la noche y a estar relajada durante el día.

En épocas de exámenes habría entonces que "forzar la máquina" tratando de rendir en horas que en las que uno suele descansar, cosa que es muy mala. Ningún deportista se entrena por la noche si luego va a competir durante el día. por lo tanto, descansa bien la noche antes del examen. Esto es importante, o llegarás al examen agotado, y tu mente tardará mucho más en reaccionar.



Actitud Positiva:

Ten siempre una actitud positiva ante la vida, incluso ante los problemas (con eso vencerás los malos hábitos del miedo, el desaliento y la derrota).

No olvides Orar antes de comenzar el estudio, para que Dios te ayude a concentrarte y no distraerte, a tener fuerzas de voluntad para mantener el estudio las horas necesarias, y por supuesto, para que te ayude a memorizar todo correctamente.

Y por último, algunos consejos que pueden ayudar a una mejor gestión del tiempo: No retrasar el comienzo del estudio. Hay que estudiar desde el primer día de curso.

  • La planificación diaria hay que cumplirla con rigurosidad: si uno ha establecido comenzar a estudiar a las 4,30 de la tarde debe ponerse con los libros justo a esa hora y no media hora más tarde. Mientras antes se empiece antes se termina.
  • Anticipar el estudio. Por ejemplo, si el lunes el profesor envía deberes para el jueves es conveniente tratar de hacerlos el mismo lunes, cuando la materia aún está fresca. Además, permite contar con cierto margen por si hubiera que resolver alguna duda. Evita los agobios de última hora, que es precisamente cuando menos se rinde ya que los nervios bloquean la mente.
  • Aprovechar los ratos muertos: Por ejemplo, en el autobús, en la parada del metro, etc. Estos momentos se pueden aprovechar repasando la lección, avanzando con los deberes, etc.
  • Fijarse objetivos diarios: No se trata de estar todos los días un número determinado de horas delante de los libros, sino de que esas horas cundan. Para ello es importante fijarse unas metas. Por ejemplo, voy a hacer los deberes de inglés, voy a repasar la lección 3ª de historia y voy a estudiar una lección de lengua.
  • Finalizado el tiempo de estudio valorar el rendimiento obtenido: Todos los días, una vez se ha terminado de trabajar, hacer una rápida valoración de si el tiempo ha cundido y en caso negativo tratar de determinar las causas.
  • Reservar para después del estudio alguna actividad agradable: Por ejemplo, una vez finalizado el estudio prepararse una buena merienda.

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