AÑO NUEVO, NUEVA OPORTUNIDAD

Comenzó el año, con nuevas ilusiones, nuevas expectativas, nuevas resoluciones y nuevas metas personales.

Puede ser un año especial, o sólo un año más que añadir a la lista. Puede ser un año de objetivos alcanzados o un año más de estancamiento personal. Hay cosas que pueden influir este año, pero al final todo depende de nosotras mismas.

El almanaque ya dejó caer otra de sus hojas, inaugurando un nuevo año. El 2011. Es bastante distinto a lo que soñamos de niñas; el 2000 con autos intergalácticos, robots mascotas y ropa de aluminio, aunque en algunos aspectos la tecnología ha logrado hacer realidad esas fantasías.

Cada año nuevo es iniciado con muchas expectativas y deseos de que sea mejor que el que acaba de partir. Una lista de promesas y objetivos solemos escribir o cargar en la mente. Empezaremos con mucho entusiasmo, pero al cabo de unos días, ¿qué pasa? Nada ha pasado de diferente. Sólo hemos sumado más pendientes a nuestra existencia. El bendito y venerado año nuevo, sigue siendo exactamente igual. Mi hermana menor suele quejarse de eso. No ha cambiado nada. Nada mágico ha sucedido. Los problemas del año pasado son iguales a los de hoy. ¿Qué hacer?

En principio reconocer y aceptar que “nada mágico” sucederá si no opera en nosotras mismas un cambio. Que un calendario gaste a diestra y siniestra sus fechas “no hará que nuestro problemas se resuelvan,” cada quién deberá atender su juego.

La renovación anual debe ser una oportunidad para brindarnos a nosotras mismas y a los demás; para repasar lo que hemos ido generando en el año y las lecciones aprendidas; y si algo no nos “gustó” cambiar el rumbo.

Debemos cambiar desde la conciencia y la responsabilidad; entender que
los objetivos que nos hemos establecido son importantes para nuestras vidas; y que la mayoría de ellos si aun no se han cumplido es por simple falta de perseverancia.

Y atención, mira con cautela tu lista; pues habrá objetivos que no son probables de realización porque no depende de tu 100%. Me refiero que si te pones como objetivo “casarte con Brad Pitt”, bueno cariño, sabrás que no pasará nada.

Los objetivos que debemos trazarnos en la vida son metas hacia dónde vamos a dirigir nuestras fuerza, esfuerzo y ambición.Deben responder a la pregunta: ¿Qué quieres? Y de tu respuesta depende toda tu experiencia.

¿Te ha sucedido que a veces no sabes lo que quieres? Si no sabes lo que quieres, ¿cómo crees llegar? Mejor aún, ¿a dónde crees llegar? A cualquier lugar.

La elección de objetivos y la falta de ella, es igual que estar en un automóvil y conducir sin dirección alguna; llegaremos a un sitio, pero será cualquier sitio. Algunas se sentirán satisfechas de llegar a algún lugar, otras inquietas. Todo depende de nosotras.

A medida que nos trazamos objetivos, las fuerzas crecen o decaen; la mayoría de nosotros no llega a su cima personal porque en el camino se compromete con otras cosas.

Si tu misión el día de hoy es “hacer la dieta tal cual te fue planificada”, verás… en el desayuno haces lo indicado, y camino a la oficina, el tráfico,
y una breve discusión con tu pareja; llegas diez minutos tarde –aunque hayas salido con suficiente antelación- te llaman la atención; llegas a tu escritorio con una sensación de injusticia: “tú no tienes la culpa del tráfico”, “tú no tiene la culpa de que tu pareja haya mal interpretado un comentario”, “tú no tendrías porqué haber sido objeto de ese reclamo por parte de tu jefa”. Sigues con tus actividades, pero esas conversaciones internas te recuerdan como en carteles de neón que “tú has sido en la mañana de hoy injustamente tratada” y ese juicio dispara otros, “recuerdas que tus parejas no te han valorado nunca”, “que la jefa se queja, pero siempre te quedas después de hora”, “que nunca cobras horas extras”, “que hace dos años no faltas y trabajas inclusive sábados y domingos”, “ que aquella noche cuando él llegó con aliento alcohólico no dijiste nada”- en eso suena un teléfono, te distraes, sientes frustración, pasa el “joven” de los pasteles y te encargas uno. ¿Por qué? ¡Estás a dieta! ¿Por qué no?

Todo el contexto exterior modifica tu interior; te has dejado tragar por el mundo; podrías soportar lo mismo, pensar incluso lo mismo, y aun así no perderte de tu meta: hacer la dieta como te fue diagnosticada.

Sin embargo a diario nos distraemos de los objetivos;queremos ir para A y terminamos en Z. ¿Por qué? Porque hacemos más importante a los factores “distractores”.

¿Cuáles son tus distracciones diarias?

Empieza a eliminar esas fuentes que te roban energía, la energía que requieres para llegar a dónde te propusiste. Aunque parezca ingenuo hay muchas distracciones. Tienes que concentrarte en llegar a tu meta.

Las conversaciones por teléfono con amigos, el enojo, la tristeza, las odiosas comparaciones, el internet, las redes sociales, la comida entre comidas; los juegos electrónicos, la televisión, la angustia, son algunos de los tantos factores que nos sacan de foco.

No podemos esperar a que ellos desaparezcan para arribar a dónde queremos. Debemos cultivar nuestro compromiso y voluntad.

Haciendo esto, al finalizar el año que ahora hemos comenzado, podremos sentirnos satisfechas con el recorrido. Este año que ahora comenzamos es una nueva oportunidad para seguir siendo plena y en libertad.

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