LOS VIDEOJUEGOS Y SUS EFECTOS NOCIVOS


La exposición crónica a ellos cambia funciones cerebrales específicas e insensibiliza a los jugadores a la violencia real.
Hoy en día, es común ver niños que parecen “portarse muy bien” en el asiento trasero de los coches o sentaditos en una sala de espera. En realidad, están totalmente concentrados en su videojuego portátil, lo cual es para muchos una maravilla, porque los entretiene y “no dan lata”. Muchos papás de niños o adolescentes piensan que los videojuegos son la solución perfecta para mantener a sus hijos en la casa sin que anden por ahí, exponiéndose a las malas amistades, a los peligros o metiéndose en problemas. Por desgracia, la mayoría de los padres ignoran que muchos de estos juegos son nocivos o sólo para adultos. Un estudio realizado por tres universidades norteamericanas reveló que existe una marcada relación entre la conducta violenta de los jóvenes y los videojuegos violentos. Se concluyó que la exposición crónica a los mismos cambia funciones cerebrales específicas e insensibiliza a los jugadores a la violencia real. Los videojuegos violentos enfatizan conductas negativas.
“Matar” suele ser la acción indispensable para ganar. Hay que matar personas, animales o enemigos fantásticos como única alternativa para salir adelante. En muchos se exalta el comportamiento criminal, la explotación sexual, la violencia hacia la mujer y la utilización de obscenidades e insultos.
Algunos juegos conectan con la Internet, lo que permite a los niños y adolescentes jugar en línea con desconocidos.
Con los nuevos teléfonos celulares que se conectan a la red, cualquiera tiene a
cceso a esta práctica en cualquier sitio (hasta en las aulas). Los estudios también han demostrado que mientras más realista y repetida sea la exposición, a la violencia, mayor será el impacto en los niños. Pero aquí no se trata sólo de una “exposición” a la violencia, como es el caso de la televisión; aquí el niño o el adolescente participa activamente siendo él quien toma la decisión de “matar” o “atacar”. Muchos niños y adolescentes se involucran demasiado y hasta se obsesionan con los videojuegos. Algunos pasan más tiempo en ese mundo que en el real. Esto evita que desarrollen destrezas sociales, pasan poco tiempo con la familia y fallan en sus tareas escolares bajando sus calificaciones. Además, al no leer, no ejercitan su imaginación y con esto atrofian su capacidad creativa. Tampoco se ejercitan y ganan sobrepeso. Todo esto añadido a la generación de pensamientos y comportamientos agresivos. Frente a este riesgo, ¿qué pueden hacer los padres? Antes que nada, informarse de la clasificación (ESRB) y considerar el contenido del videojuego, para ser ellos quienes seleccionen los juegos apropiados para sus hijos. Es recomendable que jueguen con ellos al menos la primera vez, para experimentar el contenido. Por otra parte, establecer reglas claras acerca del tiempo que pueden dedicarle a jugarlos. En reuniones familiares o sociales, el videojuego no debe estar presente, porque un niño enchufado a un videojuego es un niño ausente.

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